Demoscopia versus realidad social

Córdoba

En los próximos meses nos empacharemos con infinidad de estudios demoscópicos. 2023 se presenta cargado de procesos electorales en ayuntamientos y parlamentos. Córdoba no se librará de los dichosos sondeos, como el recién presentado por el Partido Popular que gobierna en la capital; en este caso, un autosondeo, porque es diseñado, pagado y difundido a la opinión pública por el propio partido. ¿Quién va a dudar de falta de neutralidad, verdad? Y, curiosamente, habrá quien luego malmeta contra Tezanos por falta de neutralidad… en fin.

Sea como fuere, unos sondeos que suelen ocuparse y preocuparse casi exclusivamente sobre quién va a ganar las elecciones, cuantos concejales va a conseguir y qué posibles pactos pueden derivarse de los resultados. A tenor del citado sondeo del PP, parece que no hay otros asuntos que puedan preocupar y de los que ocuparse. Para qué preguntarse por la situación económica de la población cordobesa, por el estado anímico o la salud general de los ciudadanos y ciudadanas, por la capacidad de nuestra administración para dar soluciones al delicado momento coyuntural, por la desigualdad social entre barrios y grupos sociales en Córdoba, por las dificultades para encontrar empleo en nuestra ciudad, o incluso una mínima autoevaluación de la gestión. Porque puede que de hacerse estas preguntas se encuentren con unos datos que no resulten muy agradables y pongan en cuestión la capacidad para resolver los problemas reales de la ciudadanía, que probablemente no se correspondan con quién llevará el bastón de mando en Capitulares.

La demoscopia tiene muchas caras y utilidades. Hay quien la utiliza para generar corrientes de opinión que le favorezcan, es decir, por mero instrumentalismo. Y hay quien con mayor seriedad trata de conocer la realidad social para darla a conocer y poner sobre la mesa los problemas que requieren resolverse para bien de la ciudadanía.