Juan Torres Molina: "El cine Madrigal existirá mientras Granada quiera"

Granada

El cine Madrigal es para Granada un icono de la memoria colectiva, y es para los amantes del cine el último reducto de una forma de consumo que los centros comerciales y las plataformas enterraron hace ya algún tiempo. Pero el Madrigal resiste numantino, protegido por el amor y la dedicación de la familia Torres Molina, que sigue gestionando una sala de 600 butacas y todo lo que conlleva a su alrededor, desde la venta de localidades hasta la proyección de la película.

Ahora "sólo es darle a un botón y se acabó", dice Juan, restando importancia a la proyección digital, y comparándolo con la proyección mecánica en 35mm, "artesanal", que ha estado en funcionamiento en El Madrigal hasta el pasado verano. "Llegó un momento en que las distribuidoras tenían que hacer una cinta en 35mm sólo para nosotros, y no era rentable", dice Juan Torres, que justifica la decisión: "había que cortarse un brazo para seguir adelante". Cuenta Juan que su sala todavía no ha recuperado los niveles de afluencia de antes de la pandemia pero "sí se ha percibido una recuperación. El Madrigal seguirá mientras Granada quiera", dice convencido.

Durante la entrevista habla de los taquillazos, de colas interminables y meses de lleno tras lleno de cintas como Parque Jurásico y Ghost, cuando el cine era una de las pocas ventanas a un mundo sin internet ni teléfonos móviles. Cuando el cine era fuente de inspiración, creatividad y sueños de juventud.