Hablemos de economía
Firma de opinión de Gabriel Pérez Alcalá, rector de la Universidad Loyola
Hablemos de economía. Gabriel Pérez Alcalá
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Córdoba
Con un crecimiento esperado del PIB del 1,3% para este año, una inflación de más del 5%, un paro real del 16-17% (más de 3 millones de personas), un déficit público del 4,7%, una deuda pública de más del 115% y una desigualdad creciente (porque los dos mecanismos perversos más graves de la desigualdad son el paro y la inflación), la economía española tiene problemas. Si uno escucha al Gobierno estamos ante uno de los mejores años de nuestra vida: no sólo no hay graves problemas económicos, sino que una política económica inexistente arreglará los pequeños desajustes que se produzcan.
Pero lo peor no es que no tengamos una política económica coherente (nadie dijo que en este Gobierno hubiera buenos economistas), ni que el Gobierno tenga una buena maquinaria de propaganda (es parte de su trabajo), es que la ciudadanía pasa. Quizás porque la verdad no importa, quizás porque los medios no informan seriamente de estos temas, quizás porque no hay ya periodistas económicos, quizás porque la oposición tampoco sabe, quizás porque la economía tiene la etiqueta de aburrida, quizás porque los economistas académicos estamos en silencio y los que van a los platós de televisión son sólo los showman de la profesión. El hecho es que en España ni se habla de economía seriamente, ni el debate público de Podemos tiene altura de conceptos o profundidad de argumentación, ni la ciudadanía es consciente de lo que pasa.
Y esta inconsciencia es grave porque estamos peronificando nuestra economía, estamos cerrando los ojos a los problemas de sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar y estamos entreteniéndonos con tontadas sobre los bancos y Mercadona.
Y, lo siento, pero lo que está en juego es mucho más que las próximas elecciones. Lo que está en juego es el trabajo de la gente, salarios dignos, las expectativas de una generación, la salud de todos, la educación de los niños y las pensiones de los mayores. Está en juego nuestro futuro.
La economía, aunque sea aburrida como las verduras, es necesaria. Y hay que hablar de ella.
En una época en la que se habla de todo sin pudor, no se habla de economía. Quizás porque todos somos ricos y hablar de dinero no es de buen tono.