El veterano autor de Carnaval, Luis Ripoll, regresa después de siete años con un grupo de Cádiz. «Los telarañas» recibieron una gran acogida del público en la que sería la última sesión de preliminares. «He conseguido cantar con un Teatro Falla lleno y calllaíto, eso es magia». Sin embargo, lo más destacado de su actuación fue una letra necesaria, poco común y con el sello Ripoll. La memoria de las mujeres olvidadas no podía estar mejor homenajeada esta noche. La generación del 27 femenina ha estado callada muchos años. María Teresa dejó de hacer muchas cosas detrás de Alberti. Margarita Xirgu la mejor actriz de España tuvo que ampararse en los textos de Lorca, de novia abandonó su vida por cuidar de Juan Ramón Jiménez. La sociedad ha seguido avanzando y esas señoras estaban olvidadas. Cuando Maruja Mayo hizo así en pleno Madrid y tiró su sombrero, se acabó de la cara pintada de blanco y salir debajo de un sombrero y aunque tenga el pelo corto, mi pelo suelto. Eso es una bofetá. Hay que recordárselo a la juventud para que sepan cómo la mujer ha seguido detrás de un varón, joder, reivindica con fuerza y convencimiento Luis Ripoll. El autor está orgulloso de la propuesta que ha presentado sobre las tablas en la décimo quinta y última noche de preliminares. «Me he sentido más a gusto que un cochino en un charco. No he venido a inventar nada ni a salirnos de los cánones que conozco». Tan contento está que no entendería no estar entre las comparsas mencionadas por el Jurado para volver una noche más al Gran Teatro Falla. «Esta comparsa que acabáis de escuchar, si no sigue a la siguiente fase se olvida y se pierde. Una vez pase, tiene muchas cosas que decir sería una pena, caramba».