El nuevo andalucismo
Firma de opinión de Julio Canto, periodista cordobés en Berlín
Nuevo andalucismo. Julio Canto
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Córdoba
La primera vez que escuché una oferta de trabajo en la que se exigía tener acento de la región, no fue en España. Fue en Turingia y el puesto era de empleado de una carnicería. Era una región que había sufrido la desindustrialización posterior a la reunificación alemana, con un descontento general palpable, por lo que darle una oportunidad a los de allí, parecía lógico. Luego empecé a comprender qué movimientos políticos había en esa región, con pocos migrantes y no siempre bien recibidos. También había recelo a veces, odio otras, hacia el “Wessi”, el ciudadano proveniente de lo que antes era otro país, Alemania occidental. Me di cuenta de que el exigir tener acento de Turingia, era una forma de excluir, primero al que no fuera alemán nativo, al inmigrante extranjero, pero también a sus propios naturales, simplemente por haber nacido en otra región. Es por eso que soy muy receloso y hasta me incomodan, todas estas campañas con la defensa del acento andaluz, como algo inherente al hecho de ser de Andalucía, que se escuchan alrededor del 28 de febrero, pero que luego desaparecen.
Igualmente me mosquean las sospechosas reivindicaciones del presidente andaluz el 28F. Habló de injerencias en un tono confrontativo con otras comunidades; algo que ya hicieron en el pasado Cataluña, el País Vasco y, más recientemente, Madrid. A mí me mosquea por lo que oculta. Acuérdense de que el famoso procés independentista se fraguó en los peores momentos de la crisis económica de 2008 cuando en Cataluña se impuso, por ejemplo, el copago sanitario. No venía ordenado por Madrid. Lo impuso Artur Mas que luego le dio alas al independentismo, para tapar su gestión echando la culpa a Madrid, a España. Fíjense lo que está pasando ahora con la sanidad en Andalucía, con más o menos rectificaciones, o con la educación. Hay poco andalucismo ahí y sí mucha desviación del dinero de los andaluces a la gestión privada.