La huella imborrable de Pía

Sus hijos y sus nietos son y serán futbolistas porque José Manuel Rodríguez Cortés, Pia, lo lleva de serie en el ADN y tiene muy claro que no será el último de la dinastía: pero sí el primero de la lista.

No necesita presentación en el fútbol almeriense pero nos estamos haciendo mayores y sería bueno que su legado no quedara en el olvido. Procedente de un fútbol menos mediático, su vida hoy daría para vídeos y redes sociales, porque le colgaron un cartel de conflictivo porque decía verdades como templos, siendo además la alegría del vestuario. Jugaba con todos los entrenadores y se equivocó de época porque hoy sería como Melero en el Almería pero con un carácter indomable: siempre ganador.

La persona

Cuando lean esto sus hijos se van a sorprender de aquel futbolista nacido de la cantera del Roquetas que llegó al Almería de Segunda División para ser suplente (decían) y se hizo con un lugar en el once titular. Tenía unos 25 años y mucha ‘Mili’ por los campos de tierra. Su carácter en el campo era muy fuerte aunque tras la ducha había un hombre bueno con un problema muy gordo en aquellos y en nuestros tiempos: decía verdades a la cara y no medía. Decía lo que pensaba. Ese era Pía para lo bueno y para lo malo.

Tenía amigos de verdad y no le gustaban las medias tintas. Su camiseta llegaba empapada al vestuario. Nunca le regalaron una nómina: en el Almería de Blanes y en todos los clubes a los que defendió.

El jugador

La vida me dio la oportunidad de verlo llegar y salir del fútbol. Lo he visto con todas las camisetas que defendió y fue un adelantado a su tiempo. Colocaba al equipo. Mandaba en el campo. Lideraba, y para el entrenador de turno era el faro.

Hoy se dice que se ‘filtran los pases’ cuando eso lo hacía Pía como un torero mirando al tendido y dando un pase de gol. Pero nada de ingeniero ni obrero. Era el centrocampista total capaz de atacar y defender. Ganó poco dinero mientras otros que llegaron con más nombre se ‘forraron’.

Su legado

Las cosas más bonitas de Pía las dijo Uli Stielike con el que era titular indiscutible, pero así todos los entrenadores que ha tenido: en su mayoría muy buenos porque a Pía nunca le faltó el trabajo.

Su última contribución fue subir a la LFP con el Almería de hoy, además de ascender con el Poli Almería y jugar en Poli Ejido y Roquetas donde dejó huella.