Los misterios de Agatha
Firma de opinión de Marisa Vadillo, en Hoy por Hoy Córdoba
Los misterios de Agatha. Marisa Vadillo
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Córdoba
Este fin de semana ha saltado la noticia de que la editorial de Agatha Christie va a reescribir algunos de sus libros para adaptarlos a “nuevas sensibilidades”. Una noticia que va exactamente en la misma línea que la comentada hace unas semanas con la producción del también escritor Roald Dahl.
Mantener todo el respeto posible a los demás o intentar no herir a los que te rodean debería ser una prioridad de cualquier actividad humana. Ahora bien, revisar la obra artística de autores sin su consentimiento, manipular y adaptar contenidos a nuevos discursos o realidades décadas o siglos después, sinceramente, me parece una barbaridad.
No sé lo que pensarán los escritores, pero para mí sería como si en pintura revisásemos ahora todas las piezas que son políticamente incorrectas en la nueva realidad social…nos quedábamos sin Historia del Arte, simplemente. Podríamos atacar los cuadros de Velázquez porque muestran a mujeres sumisas como modelos desnudas o a mujeres insulsas que sólo tejen o fríen huevos. También al cuadro de La Gioconda porque representa a Lisa Gerardini nada más que como esposa, no como una mujer empoderada…No digamos a Picasso y a todos los que han retratado la prostitución o las violaciones a través de mitos griegos. Si quitamos los abusos sexuales de Zeus -en todas sus formas- en pintura, nos quedamos sin museos. Sin olvidar esas representaciones basadas en una evidente y salvaje diferencia de clase, por ejemplo.
La historia del arte ha sido machista, patriarcal, racista, cruel o colonial y olvidarla, sesgarla o anularla es tanto inmaduro como peligroso, por el riesgo de perder los referentes de evolución. Precisamente, el pasado, con sus vicios y sus virtudes es el que contextualiza los avances del presente. Las obras se deben leer en su contexto, revisándolas en su tiempo porque son algo así como esas imágenes memoria de las que hablaba Brea, contienen su época.
Quizás, lo más peligroso son los argumentos para hacerlo, eso de que van a adaptarla a “nuevas sensibilidades”. No señores, van a convertir un producto cultural en un producto comercial y están adaptándolos a un mercado como si fueran zanahorias, con el fin de asegurar su venta. Sandías sin pepitas.
Este camino es muy peligroso, porque tendríamos que empezar a revisar desde la Biblia.