Guillermo Blanes: “entré muerto a la UCI y salí vivo... ¡gracias Torrecárdenas!“
El conocido empresario defiende el valor de la sanidad pública, tras superar un estado crítico
Sigue atado a una cama, como desde que en la antesala de la Navidad el latigazo de un ictus lo dejara fuera de juego, pero hoy ya puede decir que lo peor ha pasado. Del tiempo transcurrido desde entonces, el conocido empresario almeriense Guillermo Blanes ha perdido -quizá para siempre- la memoria de casi dos meses de su vida, los que permaneció ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Torrecárdenas. "Entré muerto en la UCI de Torrecárdenas y he salido vivo", relata tras haber vivido seis operaciones, alguna a vida o muerte, y un sinfín de tratamientos, cuidados, curas, medicación, sesiones de rehabilitación (que aún siguen), y todo en apenas cinco meses.
Una experiencia así, rescatado in extremis de la muerte cuando estaba a punto de traspasar su umbral, le ha marcado tan profundamente que tiene prisa por recuperar fuerzas para aprovechar la nueva oportunidad que se le ha brindado de mantenerse aferrado a la vida, a su vida de siempre. Y, sobre todo, para agradecer. Una gratitud que particulariza en el personal sanitario que le atendió en la UCI, en la Unidad de Neurología y en la Unidad de Vascular del complejo hospitalario, a todos y cada uno, pero también con nombres propios: los doctores Carvajal, López, Ramos y Rodríguez. Tanto es así que ha querido hablar con La Voz de Almería para transmitir un mensaje a los almerienses y también a los políticos: hay que cuidar la sanidad, prestarle atención, invertir en ella, porque es la mejor joya que tenemos.
En su espacioso piso de la céntrica calle almeriense que es más suya que del Obispo Orberá, esa calle en la que nació y se forjó su imperio de tiendas de artículos de deporte, Guillermo Blanes recibe a esta periodista con el propósito de hacer una férrea defensa de nuestro sistema de salud, ese que le ha salvado la vida. Hace solo un mes que ha regresado después de cuatro de hospital, ha perdido mucho peso, masa muscular, pero luce buena cara, buen ánimo, buena determinación y la misma cabeza lúcida de siempre. Esta no es, por tanto, una entrevista al uso, sino el relato, su relato, de una etapa difícil en la que lo esencial se le ha aparecido de manera bien reveladora.
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El hospital
"Después de lo de mi mujer caí en una pequeña depresión y me estaba recuperando con un psiquiatra que me dijo tienes que tirar palante, como caigas en una depresión vas a fastidiar a tu familia, a nietos, a tus hijos. Y estaba asimilándolo. Este verano estaba yo bastante bien físicamente. Ya ves que el 31 de octubre, domingo, comimos toda la familia porque era el cumpleaños de una de mis nietas, tengo fotos de ese día. Yo seguía en mi dinámica de desayunar en el Barea, abrir la tienda, que eso no me lo quita nadie, hablar con el encargado, y trabajando, pero a un ritmo menor. Y de pronto el día 1, que fui al cementerio a ver a mi mujer, desayuné, abrí la tienda, y se ve por lo que me dicen, porque ahí tengo yo un mes y medio o dos que se me han perdido, que me encontré un poquito fastidiado y le dije a mi gerente, Antonio Herrera, tengo un poquillo trastocada la cabeza, me voy a mi casa a ver si descanso un poquilo. Y él dijo, te voy a llevar ahora mismo al Virgen del Mar. Me salvó la vida. En el Virgen del Mar empezaron a hacerme pruebas y estando allí me pegó esto. Me subió el 061 a Torrecárdenas. Se ve que en la UCI estuve fatal".
- ¿De eso no recuerda nada?
"Nada. En la UCI estuve un mes y medio, me salvaron la vida dos o tres veces, a mi hijo le dijeron que no contaban conmigo. Me hicieron cinco o seis operaciones. Eso fue terrorífico. Y después de Navidad empiezo a recordar cosas, cuando me pasaron de la UCI a la 4.ª planta. Soñaba porque estaba con la morfina que me ponían".
La muerte de cerca
"El día 23 de diciembre me metieron a operar a vida o muerte, ahí ya no contaban conmigo, llamaron a mi hermano de Madrid para que viniera, a mi sobrino, y se ve que el Señor dijo vete pa abajo a la calle Obispo Orberá, a ver si sigues engañando a los que puedas un poquito más [con sorna]. Y después me operaron también el día de Reyes, cuando se me complicó [entró en quirófano urgente para drenaje de hematoma]. Se hizo trombo y me tuvieron que operar deprisa y corriendo, y me dejaron la pierna inutilizada, estoy recuperando, pero la he tenido perdida hasta que me vine a casa, con una herida aquí como de la cornada de un miura".
El regreso a la conciencia
"Yo me he ido enterando de cómo estaba de mal cuando a partir de Reyes empecé a venirme a este mundo. La fecha crítica fue en Navidad. Yo no recuerdo nada porque estaba entubado por aquí, por allí, con cables por aquí, con cables por otro lado. Hay muchos enfermeros que me vieron, yo estuve con usted en la UCI, no se puede imaginar cómo estaba usted. Digamos que no quiero ni saber. A partir de Reyes, que me operaron del trombo, ya empecé yo a estar en este mundo. Pero claro, encima agotado, con una úlcera que entraba la mano de llevar tres o cuatro meses acostado".
La lenta recuperación
"Gracias a Dios a día de hoy quedan pocos días para curarse. A ver si Dios quiere que me recupere de la herida. Vienen dos fisios todos los días porque la masa muscular la he perdido. No tengo fuerza, ya he logrado que me pongan en el sillón y haciendo esfuerzo porque esto va a ser largo. Mi objetivo ahora es en un mes o dos meses poder salir en la silla de ruedas a la calle a tomar café con los amigos, acercarme de un lado a otro. Si tengo que trabajar mañana, tarde y noche, después de lo que he pasado, haré lo que haga falta".
[Llaman en ese momento por teléfono, le pido que atienda]
El amor de la familia
"Es mi nieta, es un encanto de niña, lo más bonito del mundo. Mi mujer era la jefa de toda la familia. Yo siempre decía, que me muera yo antes, porque ella se ocupaba de todo. Yo me dedicaba a trabajar para ganar dinero, para que vivieran mejor cada vez, pero la casa, los médicos, los colegios, los niños, lo otro…. era ella. Por eso, cuando faltó la madre, la familia se vino abajo. Mi mujer era un encanto, me arreglé con ella cuando yo tenía 17 y ella 14. Y no hemos conocido otra persona en nuestra vida hasta que se me ha ido. Han sido 56 años juntos. Siempre juntos, siempre juntos. Yo era de temperamento más fuerte y ella más tranquilito, por dónde iba, nunca decía que era la mujer de Guillermo, porque a ella le gustaba pasar desapercibida. Su pérdida fue un mazazo. Ahora hace 15 meses".
Agradecido con la Sanidad y con Torrecárdenas
"Desde fuera no sabemos lo que tenemos. Yo, que por suerte no he ido a hospitales casi nunca en mi vida, no sabía cómo funcionaba. Pero la verdad sea dicha, podemos sentirnos orgullosos, tenemos un hospital con unos profesionales que no hay que envidiarle a nada en España. Cuando estás dentro y ves cómo te tratan... A las doce de la noche se me complicó y me operaron a la una de la madrugada, están encima tuya. Quiero agradecer a la Unidad de Cuidados Intensivos, a todo el equipo, pero en especial a cuatro doctores que son los que se han volcado conmigo: los doctors Carvajal, López, Ramos y doctora Rodríguez. Y después a la Unidad de Neurología, que gracias a Dios me he quedado bien. Y a los de la Unidad Vascular, que conozco a las siete cirujanas que hay, porque como he ido tantas veces… Antes a los médicos iba yo cada año. Por suerte, he sido de roble, pero ahora he explotado y como dice mi hijo, menos quedarme embarazado me ha pasado de todo. Si vieras en vascular, que he estado diez veces, entraba al quirófano y un hombre, y seis o siete mujeres, cirujanas, que te tratan con un cariño… Me gustaría decírselo a los almerienses, que siempre nos creemos que estamos en el culo del mundo y tenemos un hospital ahí, que vale un imperio, desde el primero hasta el último".
Un llamamiento a los políticos
- ¿Habría que pedir a los políticos que gobiernan más atención a la Sanidad?
"Eso es lo que yo te iba a decir. Yo les pediría a los políticos, empezando por Juanma Moreno y después por todos los que llevan la sanidad, que saquen dinero de donde sea para que no den lugar a que los médicos extraordinarios que tenemos se vayan yendo, porque no ganan lo que tienen que ganar. Tienen que sacar dinero de donde sea porque se van las enfermeras, se van los médicos porque en Francia, en Inglaterra, les pagan dos o tres veces lo que aquí. Yo he visto ahí enfermos hechos pedazos y los han sacado para adelante. Y yo que entré muerto, a mí me han sacado vivo después de cuatro meses, cómo me han tratado, lo mismo un cirujano que la enfermera de turno, que el celador o la ayudante de la enfermera. Tienen un mérito impagable. Para mí que falta personal. Los políticos tenían que tener prioridad absoluta en la sanidad, es donde tenían que volcarse, Cientos de personas van a diario a Torrecárdenas. Y saber que tienes a gente preparada, a médicos jóvenes, la generación joven esta es impresionante. Habrá fallos, como pasa en todos lados, pero en general es maravilloso".
El cariño de los empleados
"Mis empleados, que no les voy a pagar nunca, cómo los he llamado a los cuatro meses, cuando estaba bien, y se echaban a llorar conmigo, qué mal lo hemos pasado, jefe, nos hace falta usted [se echa a llorar, emocionado]. Si vieras el cariño que me han demostrado, vale la pena lo que he hecho esta vida, te crees que la gente te olvida, y no… ¡cómo me quieren, madre mía! Es como una familia, gente que ha estado conmigo treinta años, cuarenta, cincuenta… A mis hijos les decían, vosotros con vuestro padre, que la empresa sale, y la han sacado mejor que ningún año. Y yo por eso dije, no puedo morirme, yo tengo que agradecerles todo lo que han hecho y tengo todo lo que puedo ayudar a la gente que lo necesite".
Y el cariño de los almerienses
"A mis hijos los han ametrallado, desde la alcaldesa, a Gabriel Amat, todo el mundo preocupándose por mí. Los mismo políticos que personas en las tiendas preocupándose por mí, que como estaba, a ellos les ha dado fuerzas también. Eso es para agradecerlo también. Y pon, si puedes, el agradecimiento a mis dos hijos. A mi nuera Mari Carmen. Y a mis cinco nietos, que han estado volcados conmigo, y están. Vienen todos los días a verme, cómo estás abuelito. Yo desde que salí, digo, tengo que agradecerle a esta gente todo esto porque me han salvado la vida dos o tres veces, yo entré allí muerto y he salido vivo aunque sea herido, pero he salido vivo".
Una nueva oportunidad
"Cuando yo esté en condiciones tengo que ponerme a ayudar a la gente que lo necesite. Si Dios me ha dado otra oportunidad, tengo que aprovecharla, y la voy a aprovechar. Y por eso quería que vosotros lo pongais bien grande. ¡Gracias Torrecárdenas, porque me han dado la vida! La gente me ha demostrado lo que me quiere y eso te da fuerza para salir otra vez a la calle, aunque sea en carrillo, para darle un beso a todo el que me vea y darle las gracias porque se han preocupado por mí de toda España, todos mis compañeros de negocios y de fabricantes. Y mis hijos se han sentido arropados, los pobres, con lo que llevan encima. Eso es terrible".
¿Ha hecho repaso mental de su vida?
"Sí, haces repaso mental. En el colegio La Salle yo era el pobre, el hijo del alpargatero de Obispo Orberá, y la ilusión de mi padre era darnos carrera. Yo era el número uno, me encantaba estudiar pero me gustaba mucho más la tienda, y en tercero de Bachiller me quedé con mi padre y mi madre a vender alpargatas, después zapatillas deportivas y fui creciendo. Por eso me he hecho mayor antes de tiempo. He luchado nada más que por engrandecer el negocio, el nombre de Blanes en Almería y fuera. Mi ilusión era, si tenía un duro, poner otro negocio. Y de tener un empleado, a tener 400. Mi ansia siempre ha sido subir, pero no por tener dinero, he sido siempre una persona que ha gastado siempre lo mismo, no he ido como los señoritos, no, no, no, no, ni decir quién soy. Es una ilusión que vayas por la calle y te salude la gente. Y lo mismo te quieren los ricos que los pobres. Y he reivindicado las cosas, lo mismo con los del PP que con los del PSOE, después me respetan porque saben que era la verdad".
Orgullo de los logros
"Me siento orgulloso de lo que he sido capaz de hacer. Y de que mis hijos se sientan orgullosos cuando les hablan de su padre y le preguntan por su padre. Igual que se han sentido orgullosos de su madre. Es es el mejor patrimonio que se les dar. Hasta que me dio esto mi vida era abrir la tienda y estar con los míos, gastando bromas, y con 75 años, el hombre más feliz del mundo. Por eso quiero recuperarme, porque yo con tal que pueda voy a salir a tomarme un café y me iré a mi oficina a hablar con mi gente porque sé que me lo agradecen y me quieren. SI me dicen, aunque sea a echar una bronca, pero que venga usted. Si me pongo en condiciones, yo al negocio, voy a volver".
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