Pablo Gálvez: "A Granada le falta un teatro de la ópera; no pierdo la esperanza"

Granada

Habla claro, sin rodeos, instalado cómodamente en ese difícil equilibrio entre la crítica y la sonrisa, y se pronuncia con determinación sobre asuntos espinosos de los que huye la mayoría. Será porque Pablo Gálvez (Guadix, Granada, 1987) es un joven que se ha ganado el respeto a fuerza de trabajo, de formación, de superar retos, desde que ingresó en la escolanía de Guadix siendo un niño. Luego llegó el coro del instituto, su primera actuación en solitario y su triunfo en un concurso nacional de Juventudes Musicales. Y a volar.

Entonces, los genes, que estaban ahí adormecidos, empezaron a construir en su garganta la fábrica de una voz poderosa, virtuosa y emocionante. En su repertorio figuran grandes papeles de la historia de la ópera interpretados en algunos de los mejores teatros del continente y ante los públicos más exigentes.

Durante la entrevista se adentra en cómo se apodera de un personaje, en la teatralización de cada papel que asume; en su vida en Madrid, en sus ilusiones y proyectos que están a punto de llegar.

No se olvida de su ciudad. "A Granada le hace falta un teatro de la ópera; no pierdo la esperanza", y hasta se ofrece "si hace falta" para contribuir con su experiencia al diseño de un gran teatro. Tiene claro que para aspirar a ser sede europea de la cultura, título al que Granada aspira en 2031, es necesario un teatro y una programación estable.