Mayo
Firma de opinión de la periodista Rosa Aparicio, en Hoy por Hoy Córdoba
Mayo. Rosa Aparicio
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Córdoba
Acabamos el abril más caluroso desde que hay registros y lo hacemos con récord histórico: 38,7 grados marcaba este jueves el termómetro del Aeropuerto. La temperatura más alta en el mes de las aguas mil pero que este año también ha sido el más seco de la historia. Daños colaterales del calentamiento global.
Y así, acalorados y deshidratados nos adentramos en mayo, dispuestos a sobrevivir a la yinkana de cruces, patios y feria que definen nuestro mes festivo por definición con crema de protección 50 y pertrechados de abanicos. Cuatro semanas que, según el calendario, obligan al cordobés o cordobesa de pro al jolgorio entre claveles y farolillos y que este año tiene como fin de fiesta los comicios municipales del 28 de mayo, con el albero todavía en la piel y en plena resaca ferial. Ahí es nada.
Con la que está cayendo en grados centígrados, no parece que mayo vaya a darnos muchas alegrías climatológicamente hablando. Temperaturas más cálidas de lo habitual y precipitaciones, en el mejor de los casos, claramente insuficientes para calmar la desesperada sed de nuestros pantanos y aliviar el secarral en el que se han convertido nuestros campos.
Hablar del tiempo ha dejado de ser una manera de romper los tensos silencios con el compañero de ascensor para ser un motivo de profunda preocupación social, especialmente para nuestro sector primario que clama por un pacto de Estado real que aporte soluciones proactivas a esta crisis climática de consecuencias imprevisibles.
Lo más desalentador es que en tiempo de promesas y humo a precio de coste parece que la única lluvia segura este mes será la del famoso café en el campo de Juan Luis Guerra en el Rincón Cubano.