Un gran teatro para Antonio Gala

Córdoba

La noticia del fallecimiento del escritor Antonio Gala asaltaba todas las redacciones pasado el mediodía de este domingo, en una jornada en la que las miradas estaban puestas en los resultados que derivarían de las urnas unas horas después.

La muerte, no por inevitable y en algunos casos esperada, siempre es motivo de desolación y de tristeza. Más aún cuando quien nos deja es una de las voces más destacadas de las letras españolas. Un cordobés que, sin serlo de nacimiento, expresó por verso y prosa su amor incondicional por la ciudad lejana y ahora un poco más sola.

Con su fallecimiento se silencia una voz lúcida, irónica, disidente, comprometida y brillante, pero como repetían quienes acudieron este lunes a rendirle tributo en su último adiós, quedará su imprescindible aportación a la cultura española.

A Córdoba, además, le deja el mejor de los legados. Un futuro lleno de esperanza que él mismo calificó como su mejor obra: la Fundación para Jóvenes Creadores que lleva su nombre. El lugar donde se refugió en sus últimos años de vida y que desde 2002 ha sido casa y cuna de nuevas voces de todo el espectro creativo proyectadas al mundo desde los muros de un antiguo convento. No hay mayor muestra de generosidad que sembrar y regar la semilla del talento en esos mismos jardines en los que permanecerán para siempre sus cenizas.

Solo por ello Córdoba tiene una deuda con Gala. Con el Gala mecenas, con el Gala poeta, con el Gala ensayista y novelista. También, con el dramaturgo más importante de nuestro tiempo sin cuya obra es difícil entender el teatro español de las últimas décadas del siglo XX. Córdoba y su ciudadanía lo sabe y no quiere olvidarlo.

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De ahí que tenga todo el sentido que más de 6.000 personas y las voces más prestigiosas de la escena de nuestro país hayan suscrito ya la petición de que el Gran Teatro de Córdoba lleve el nombre de Antonio Gala.

Porque como nos recuerda el promotor de esta iniciativa, Antonio Manuel Rodríguez Ramos parafraseando al poeta, “el olvido es la muerte de la memoria y la memoria, como el amor y la libertad, se muere de no usarla”, nada más merecido que un gran teatro para Antonio Gala.