Enrique Lanz: "Lorca, Falla y Lanz querían salir fuera de Andalucía con el teatro de cachiporra"

Granada

"Ellos fundaron el Teatro de Cachiporra Andaluz, así lo llamaron, y con plena conciencia de darle una continuidad y salir fuera de España", dice rotundo Enrique Lanz, quien añade que "no hay más que fijarse en la correspondencia que Federico envía a amigos y en los dibujos que Lanz dejó realizados para dar continuidad en septiembre de ese mismo año a sus títeres de cachiporra". Pero en aquel año de 1923 sucedió algo inesperado, probablemente el golpe de estado de Miguel Primo de Rivera, que acabó por diluir todas las ilusiones.

Durante la entrevista, Enrique Lanz cuenta cómo llegó hasta su abuelo, dibujante, pintor, grabador, fotógrafo, escenógrafo, profesor de dibujo en la Normal, sepultado por la represión durante décadas bajo el silencio, a amenaza y la censura, y el impulso que sintió después para fundar la compañía Títeres Etcétera, con la que ha girado por más de 20 países de todo el mundo. Y, por supuesto, se centra en la tarde de Reyes de 1923, cuando Lorca, Falla y Lanz celebraron en la casa de los Lorca una festival de títeres cuyas dimensiones artísticas todavía hoy siguen ocultas.

Sobre la relación de los tres genios, sobre lo que fueron capaces de hacer en apenas unos meses, y sobre lo que proyectaron pero no pudo ser; también sobre la historia de los títeres y sobre la grandiosa ópera para Tïteres El Retablo de Maese Pedro, gira la exposición Trabajos Cachiporrísticos -término acuñado por Falla en las correspondencias con Lanz y Lorca para dirigirse a los avances en el asunto que les unía-, que ha sido inaugurada en la Casa Museo de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros, comisariada por el propio Enrique Lanz.

"Desde mi niñez yo te he querido Cristobícal, y cuando sea viejo me reuniré contigo para distraer a los niños que nunca estuvieron en el teatro". Estas palabras de la salutación al público de la obra El Retablillo de dos Cristóbal y doña Rosita reciben al visitante en la subida de la escalera del granero, donde queda instalada la exposición. Más arriba, otra leyenda más de bienvenida: "A la memoria de Enrique Lanz", padre de Enrique, quien protegió en silencio el legado y la memoria de Hermenegildo arriesgando su propia vida.