Sobre el erotismo y más allá
Firma de opinión del filósofo y colaborador de La Ventana, José Carlos Ruiz
Sobre el erotismo y mas allá. José Carlos Ruiz
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Córdoba
Hace un par de noches, zapeando, me topé con una película erótica de mis tiempos mozos, nueve semanas y media, protagonizada por Kim Basinger y Mikey Rourke. La nostalgia y un animado recuerdo sobre el erotismo de la película, me animaron a verla, corroborando, una vez más, que los buenos recuerdos es mejor dejarlos convivir con el pasado. Pero me sentí aliviado de saber que todavía era capaz de encontrar erotismo en algunas de las escenas de la película. Entre tanta estimulación y saturación visual, el erotismo languidece por culpa de una mirada miope, incapaz de activar los resortes de la imaginación para fantasear. Lo erótico se encuentra enmarcado en la periferia de lo prohibido y esa barrera provoca, entre otras cosas, un sentimiento de atracción que se apoyaba en la sugerencia de lo oculto.
En la actualidad, todo lo oculto es sospechoso, puede que por eso andemos exhibiendo la intimidad en función del potencial de viralización que tenga. Las narrativas visuales se someten a la lógica de lo evidente, lo que explica, entre otras cosas, el triunfo de la pornografía, que se produce en paralelo al declive del erotismo. La pornografía se configura desde la inmediatez y se ampara en la evidencia. Se muestra explícita, evitándole al sujeto cualquier esfuerzo intelectual o imaginativo. Responde a dos de los códigos actuales más importantes: la inmediatez y el cortoplacismo, logrando la máxima rentabilidad en el menor tiempo posible.
Quizá sea por la melancolía de aquellos maravillosos años, o porque ya superé los 40 hace tiempo, pero empiezo a posicionarme en el bando de aquellos que creen que la calidad del placer, está por encima de la cantidad, motivo por el cual hago mías aquellas palabras de André Bretón cuando decía que el único arte digno del hombre, capaz de conducirlo más allá de las estrellas, es el erotismo.