Sexo, mentiras e inteligencia artificial
Firma de Opinión de la periodista Rosa Aparicio
Sexo, mentiras e inteligencia artificial. Rosa Aparicio
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Córdoba
Las víctimas son de Almendralejo, pero bien podrían ser de la casa de al lado.
La noticia de las más de veinte menores damnificadas en el municipio extremeño por la difusión de falsas imágenes de sus cuerpos desnudos manipuladas por inteligencia artificial nos ha sacudido esta semana como un latigazo. No solo por el execrable hecho en sí, sino porque los autores eran a su vez también menores.
Es fácil ponerse en la piel de las víctimas y sus familias y empatizar con el infierno que deben estar pasando. También, imaginar el desasosiego de los padres y madres de los autores implicados, niños en su mayoría de edades comprendidas entre los 12 a 14 años, sin poder entender qué ha podido llevar a sus hijos a perpetrar una felonía tan aterradora sin pensar en el daño que podían ocasionar a sus compañeras de instituto.
Lo cierto es que los hechos han puesto sobre la mesa un doble debate. De un lado, la necesidad imperiosa de legislar los sistemas de inteligencia artificial, una herramienta ya muy popular, pero que es necesario regular para evitar la indefensión provocada por su uso pernicioso y delictivo.
De otro, la urgente revisión de nuestra educación afectivo-sexual desde la infancia. Los datos facilitados esta semana en la presentación de una campaña para ayudar a las familias a entender los efectos del acceso a la pornografía en la infancia son espeluznantes: la edad media para el primer contacto con el porno en España se encuentra entre los 9-11 años. El 89% de los contenidos a los que acceden son de violencia, en su mayor parte contra la mujer. La Fiscalía General del Estado alerta también de un incremento del 116% de agresiones sexuales a menores en los últimos cinco años. No es casualidad.
Dicen que estamos ante la sociedad más hipersexualizada y con peor sexo de la historia. A tenor de lo visto parece evidente. Tenemos un problema estructural que es necesario atajar ya.