Meterse en un jardín
Firma de Opinión del filósofo José Carlos Ruiz
Meterse en un jardín. José Carlos Ruiz
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Córdoba
Siempre me gustaron los jardines. Son espacios donde se hibrida lo natural con lo artificial, mostrando una perfecta sintonía entre el progreso y la evolución.
El filósofo Montaigne comparaba a un jardín bien provisto y fortificado con un alma bien cuidada, en ambos casos, no necesitan de ningún agente externo para mantener su gracia y su belleza.
Un buen jardín, al igual que un alma bella, es el resultado de domeñar con esmero a la madre naturaleza. Son lugares de crecimiento controlado donde el jardinero realiza una artesanía con una sola pretensión: la belleza. El cuidado del alma, al igual que el cuidado del jardín, precisa del principio estético de hermosura, pues no hay nada más terapéutico que la belleza.
Sabido es que cada jardín, al igual que cada alma, tiene sus tiempos. Nada se acelera, nada se precipita. Delante de ellos, solo cabe la contemplación y el cuidado, dos cualidades que no pasan por sus mejores momentos.
Eso explicaría la incontinencia verborreica que tenemos para meternos en todos los jardines habidos y por haber, publicando opiniones a diestro y siniestro, y olvidando la prescripción más importante de todas: la de cultivar nuestro propio jardín.
José Carlos Ruiz
@srjosekarlos