El tren de la escoba

Jerez de la Frontera

Este otoño he cumplido 43 años como usuaria/sufridora de Renfe. Atesoro imágenes y sensaciones bellísimas del tránsito por la marisma y la bahía, valiosas lecturas y amistades forjadas en ese dilatado trayecto. Pero sin duda también centenares de incidencias mucho menos placenteras. La última anoche, en medio de una casi madrugada cerrada, estuve de excursión nocturna en la estación de ferrocarril de las Cabezas en misión de rescate. Esta vez el tren de media distancia no iba con retraso, directamente se había quedado atrapado en el andén. Es cierto que la avería la había provocado esta vez una incidencia climatológica grave inevitable, el inicio del viaje de un número importante de viajeros SÍ habría podido evitarse. Treinta minutos antes de su hora de salida twitter ya publicaba que había caído una catenaria que hacía inviable la circulación ferroviaria en la línea Cádiz – Sevilla. Qué lástima que el funcionario al que le preguntamos antes de comprar el billete no consulte esa red social porque obviamente NADIE con responsabilidades había puesto al corriente a quién debía.

Lo de anoche fue un incidente más, que por frecuente se está convirtiendo en norma y no sólo en nuestra provincia, aunque aquí estamos un tanto dejados de la mano de Dios en cuanto a la red viaria y a los transportes públicos. Carreteras parcheadas, trenes obsoletos, escasa inversión, falta de planes con ambición de mejora y ampliación de las prestaciones. Y ya no les digo de la sensación de orfandad del viajero. No se le ocurra a usted preguntar o pedir ayuda, lleve siempre dinero en metálico para comprar el billete, si tiene usted su abono y sube en un apeadero en el que no hay ni una sola criatura humana que trabaje para el monopolio ferroviario, no suba al tren, seguramente comenzará su jornada laboral con una multa que le impondrá un revisor implacable convertido en sheriff de la Baja Andalucía por mor de sus superiores aun sabiendo que usted no se ha colado porque lo ve a diario de casa al trabajo.

Les pido disculpas por el tono pesimista de mi relato que no tiene otro objetivo que reivindicar el SÍ SE PUEDE, siempre que cada uno haga su trabajo, especialmente los responsables de la cosa pública. En caso contrario siempre nos quedará la posibilidad de amenazar con la independencia de Andalucía a ver si así se empieza a notar en los presupuestos.