Ocio y cultura

Subirse al carro de María Moreno

La bailaora gaditana estrena en la plaza de abastos su experiencia inmersiva "Verso libre"

María Moreno en el espectáculo "Verso libre" dentro del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz / Pedro Espinosa

Cádiz

Hay muchas vidas dentro de una vida. Y en la vida de una ciudad hay muchas vidas, como la que se respira, se escucha o se baila dentro de un mercado. María Moreno, la niña y la adulta, tiene en la plaza de abastos una referencia de sí misma. Sus recuerdos, su nostalgia, su gaditanía, su pasión por el flamenco. Y todo lo que suena entre los puestos donde se pregonan a gritos los precios de las gambas de Huelva o las acedías la hacen feliz, disfrutar, querer darlo todo. Porque la vida de este mercado es también la suya.

María Moreno fue la encargada de anunciar la fiesta de los Tosantos el año pasado. Allí recogió el cariño de todos los detallistas y aprendió de la trastienda de cada puesto. Así que cuando el Festival Iberoamericano de Teatro le propuso participar en la edición de 2023 ella tuvo claro el escenario que quería. No es fácil plantear un espectáculo en la plaza de abastos. Pero María Moreno lleva ya tiempo huyendo de lo fácil.

"Verso libre", el espectáculo estrenado este viernes por María Moreno, supone una experiencia flamenca innovadora en su formato y disfrute. Los espectadores acceden por uno de los arcos que permiten entrar a los pasillos de los puestos de pescado en el mercado. Todo está oscuro, mientras, de fondo, suena el murmullo de las mesas del mercado gastronómico que está abierto durante la representación. Unos auriculares con potentes luces rojas aíslan el sonido exterior y empiezan a reproducir sonidos del mercado. Es una creación de Silencio Sonoro, al que contribuye con su mágica guitarra el últimamente omnipresente Raúl Cantizano. Suenan distorsiones de cuerda, ecos de gentío, rescoldos metálicos hasta que, tras unos momentos de incertidumbre y dudas, aparece María Moreno al fondo del pasillo. Va vestida con un delantal de pescadera, y luego se pondrá una falda que evoca a redes y trasmallos. El vestuario es de Sandra García. El asesoramiento artístico, de Rosa Romero.

María ejerce de guía, de cicerone, hasta recalar en un puesto donde Raúl Cantizano juega con múltiples sonidos y su guitarra. La bailora, sobre una tarima, aguarda tranquila hasta que sus pies empiezan a taconear, sus brazos comienzan a moverse y va componiendo sus bailes entre soleá y seguiriyas. Ella también lleva auriculares, aunque, en sus vueltas arrebatadas, tendrá que agarrarlos bien para que no salgan volando.

El camino de la bailaora lleva a una de las esquinas, donde Eduardo Trassierra toca por tangos. Hay ahí un tablao de madera donde resuenan los tacones de María con fuerza. Luego la guitarra se calla y es ella misma la que se da el ritmo y se anima. "Me encantan las palmas que levantan hasta los muertos". También le gusta el jamón. Lo que más, junto a bailar. Bailar y el jamón. Y bailar en cualquier sitio. En el coche cuando se para en un semáforo, en un hotel, en el teatro, o, por supuesto, en un mercado. Cuando era niña, a María Moreno le gustaba bailar delante del horno. Porque el reflejo del cristal caliente le devolvía la imagen emborronada, nada nítida, de ella misma bailando.

Y es en ese momento que se produce el momento más mágico del espectáculo. Cuando, evocando esas ferias a las que iba de niña, quería montarse en los coches de choque. Y entonces pide subirse al carro. Un carro para transportar pescado que hay aparcado junto a ella. Y se monta y la empujan como una reina empoderada hasta el puesto 157 de Paco Tigre. Y suena Perrate vendiendo piñas. Y María Moreno llega en volandas hasta la última tarima, donde junto a Cantizano y Trassierra culmina por bulerías y en los auriculares suenan los precios de las gambas de Huelva, las acedías y hasta el grito viral de la caída de la palmera.

El FIT vuelve a dar espacio en Cádiz a los artistas gaditanos. Artistas que, como María Moreno, aprovechan este momento para innovar, crear y trasgredir las convenciones. "Verso libre", aunque presenta algunas dificultades para el espectador para poder visualizar completamente la experiencia, las va compensando con la entrega de la artista y el despliegue técnico que atrapa y funciona en todo momento. María Moreno vuelve a demostrar lo gran bailaora que es, su capacidad física y estética para darlo todo e imponer su fuerza. Aquí, a centímetros de los espectadores más afortunados. Suena el mercado, suena Cádiz y se ve bailar a María. ¿Quién no va a querer subirse a su carro?

Pedro Espinosa

En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos...