Un café en Central Perk

Córdoba

Sé que es una verdadera frivolidad que, con la que está cayendo en Oriente Medio, el follón de la amnistía, la jura de nuestra Constitución de la princesa Leonor mañana o con la celebración de difuntos esta semana… yo comparta aquí la pena por el fallecimiento de un actor de comedia.

En los noventa, toda una generación creció viendo Friends, serie que se emitió durante diez temporadas y fue designada por The Hollywood Reporter como la mejor serie de la historia. La veíamos como se veían las cosas entonces, cuando tocaba, esperando cada capítulo, porque entonces nada era ‘a la carta’ ni en formato ‘podscat’ sino que la televisión decidía dónde y cuándo, sin segundas oportunidades.

Hace veintinueve años, aquella historia de seis amigos jóvenes construyó un impacto cultural y emocional tremendo que se ha trasladado a las siguientes generaciones.

La fuerza del arte está en hacernos creer y sentir aquello que se ha creado como ficción. Chandler fue nuestro amigo también, de ahí la pena mundial que ha generado el fallecimiento del actor que lo encarnaba. Luego está la tragedia real de una persona frágil y enferma que no es capaz de escapar de una enfermedad tan salvaje como el alcoholismo, en la desgracia sobre cómo las adicciones se ceban con muchos artistas.

La serie termina dando una lección real como la vida misma: viendo si todos, ya con responsabilidades de adultos, hijos y demás…tienen tiempo para un café juntos. Y es que, quizás, la amistad más profunda se resuma en eso: en seguir siendo capaces de sacar tiempo para tomarte un café con alguien a quien quieres como familia.

Únete al canal de WhatsApp de la SER