El festival taurino del 15 de octubre deja casi 206.000 euros para el Rocío de Triana y la Fundación Alalá

Sevilla

La Casa de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla ha acogido este lunes, día 13 de noviembre, el acto de entrega a la Hermandad del Rocío de Triana y la Fundación Alalá del cheque con los beneficios -205.560,32 euros- del festival taurino celebrado el pasado 15 de octubre en el coso del Baratillo y que sirvió para cerrar la temporada en la capital hispalense.

Al sencillo acto han asistido, entre otros, Santiago León Domecq, teniente de hermano mayor de la Real Maestranza; el empresario de Pagés, Ramón Valencia; Luis Manuel Halcón Guardiola, diputado de Plaza en la Real Corporación; Federico Flores, hermano mayor del Rocío de Triana; y José María Pacheco, presidente de la Fundación Alalá. Además, también han estado como promotores del festejo los diestros Miguel Báez 'Litri' y Francisco Rivera Ordóñez o el humorista César Cadaval.

Según palabras del empresario Ramón Valencia, "este ha sido el festival número 140 de los celebrados en la Real Maestranza desde los años cincuenta del pasado siglo XX" y el cuarto, añadimos, de la serie dedicada en los últimos tiempos al beneficio de nuestras hermandades y cofradías tras los celebrados para la Hermandad de la Macarena en 2018, Baratillo y Esperanza de Triana en 2019, Gran Poder en 2022 tras el obligado parón de la pandemia y Rocío de Triana y Fundación Alalá en este 2023.

Asimismo se ha confirmado que los beneficiarios del festival a celebrar el sábado 12 de octubre de 2024 serán la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias (Los Gitanos) y la Asociación Nuevo Futuro, entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública y fundada en 1968 para la protección y desarrollo integral de menores de edad que carecen de un ambiente familiar adecuado y que se encuentran en riesgo de exclusión social.

Crónica del 15 de octubre

Recordamos que el verdadero gran éxito del pasado 15 de octubre se logró un par de horas antes de que diera comienzo el festival taurino que cerraba el año en la Real Maestranza. En sus taquillas del Paseo Colón, el cartel de 'No hay localidades' como la mejor respuesta solidaria a la llamada que en esta ocasión hacían la Hermandad del Rocío de Triana para su obra social y la Fundación Alalá.

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Después, en el ruedo, faltó la rotunda colaboración del ganado para que todo continuara en esa senda exitosa. Con todo, cortaron oreja Fermín Bohórquez, Talavante, Borja Jiménez, y el novillero Mariscal Ruiz, mientras que Manzanares, Aguado y Cadaval se fueron de vacío.

Fermín Bohórquez se reencontró con el rejoneo activo después de ocho años y su oponente, de su ganadería, le permitió estar a gusto sobre todo en tres pares de banderillas a dos manos. Certero rejonazo para cortar la primera oreja de la tarde.

Manzanares se las vio con un ejemplar de escasa fuerza, aunque al menos dio para dos series diestras y una más al natural que hubieran bastado de no fallar el alicantino con los aceros.

Talavante empezó a gustarse en el quite al delantal, aunque no le agradara el que realizó Borja Jiménez tras el segundo puyazo. Brindis al respetable y tras el primer ayudado, toro rajado y buscando la querencia. Allí, arrimón del extremeño que terminó de rodillas metido entre los pitones. Estocada desprendida y oreja.

Borja Jiménez dejó enterito en el caballo a su oponente y, tras brindarlo al público, inicio de faena con doblones de mucho mando que sacaron el buen fondo del animal. Las series diestras para cambiar de mano y ligar un natural fueron lo más jaleado de una faena que quizás se alargó en exceso, pero que tuvo el premio de la oreja tras eficaz estocada.

Pablo Aguado sólo tuvo oponente para un par de lances capoteros, dos chicuelinas despaciosas y una media marca de la casa. Después, animal aquerenciado que acabaría aculado en tablas y echándose antes de que el sevillano acometiera la suerte suprema.

Tampoco tuvo suerte Alfonso Cadaval ante un novillo de escaso fuelle al que le sobró a todas luces el segundo puyazo. Brindis materno antes de chocarse ante lo paradísimo de su oponente al que despachó de estocada tendida.

Cerró plaza el novillero Mariscal Ruiz que gustó en los quites por chicuelinas y tafalleras y, sobre todo, en un vibrante tercio de banderillas. Con la muleta, faena a más cuando sacó al novillo muy por fuera de la segunda raya, logrando allí series mandonas y templadas por ambos pitones. Se alargó más de la cuenta, pero el pinchazo previo a la estocada final no fue óbice para que paseara un trofeo.