Un relator y 80.000 sedientos

Córdoba

Cómo estará la cosa en los Pedroches y el Guadiato que la semana pasada se dejó caer el relator especial de la ONU para los derechos humanos del agua. Hasta antes de ayer pensábamos que los enviados de Naciones Unidas solo aterrizaban en estados fallidos y zonas catastróficas del tercer mundo. Pero aquí lo tienen: al representante de la ONU tomando nota del desastre hidráulico que ha dejado sin agua potable a 80.000 personas de 29 localidades de la provincia.

Cuando usted vea al relator especial de la ONU llamando a las puertas de su pueblo, no piense que le ha tocado la Bonoloto. Todo lo contrario. Lo más probable es que su vida esté dando pasos agigantados hacia atrás y a punto de precipitarse por un agujero negro de la historia. Ya lo dijo el emisario internacional cuando comprobó in situ que en la Europa del siglo XXI hay decenas de miles de vecinos que tienen que hacer cola para llenar sus garrafas. “Esto es increíble”, aseguró con los ojos como pelotas. Y tanto, señor emisario.

La ONU es una organización extraordinaria que no sirve para nada. Cumple escrupulosamente su labor como fedataria de genocidios, hambrunas y crímenes de guerra. Solo hay que observar el papelón que está desempeñando en el exterminio de Gaza desde hace 46 días con sus 46 noches. Esperemos que con los legítimos derechos de los vecinos del norte su voz no se archive en el cajón de la vergüenza.