Sí, es violencia de género

Córdoba

Entre las banderas antifeministas, la negación de la violencia de género y la reducción de delegaciones y consejerías de Igualdad, está la realidad.

La violencia de género existe. Cada día quienes la sufren acuden a las comisarías, a los centros de salud, a los hospitales... Por desgracia, decenas de ellas en nuestro país terminan asesinadas cada año.

Los profesionales que las atienden y conocen de cerca que es una verdad indiscutible se vuelcan en identificar los casos. En reforzarlas para que denuncien. En apoyarlas. Pero deben tener un sistema fuerte detrás.

Y sí, claro que existe la violencia contra las mujeres por el hecho de ser mujeres. Y, por supuesto, es una violencia que, en la mayoría de los casos, es ejercida por personas a las que quieren que han ido tejiendo una trágica tela de araña sobre su mente.

Sí te agrede físicamente, es violencia de género. También si te controla y condiciona tu vida, tu entorno y tus amistades. Si va estrechando tu mundo a base de amenazas, gritos e insultos y luego dice que la culpa es tuya. Si sus frustraciones y complejos le llevan a anularte. Si tienes miedo por ti. Por tus hijos. Si quieres evitar sus reacciones condicionando tus actos. Si estas situaciones te llevan a la ansiedad, a la depresión, a medicarte. Si te preocupa tener logros que los demás valoran y que tu pareja menosprecia. Si te ves obligada a una vida íntima que no tiene sentido al lado de quien te hace daño. Si, tras anularte, te controla tus gastos y te roba tu economía.

Fuera de tu hogar, es violencia que te violen. Pero también que te toquen sexualmente sin tu permiso, que aprovechen su superioridad profesional para acosarte, que te agredan. Violencias, en definitiva, sexuales, físicas, psicológicas y económicas por el hecho de ser mujer. Por ser su pareja o su objeto de deseo.

Mientras se cuestiona una violencia de calado mundial, contrastada, cultural, estructural y sustentada por un sistema patriarcal, un adjetivo denostado por la reacción machista y ultra, la verdad está ahí. Y que los que se resisten lo tengan claro. No pararemos hasta acabar con ella.