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La obra de Marius de Zayas se expondrá por primera vez en el Picasso de Málaga en 2024

Retrato de Picasso(1910) / Marius de Zayas

Sevilla

El dibujante, caricaturista, pintor, galerista y agitador artístico Marius de Zayas (Veracruz, México, 1880-Stamford, Connecticut, EEUU, 1961) fue el primero que llevó la obra de Pablo Picasso a Nueva York, en 1911, y en octubre del año próximo el Museo Picasso de Málaga acogerá la primera exposición de este artista casi secreto.

"Estaría bien que ya que mi padre llevó a Picasso a Nueva York, su obra se expusiera ahora en alguno de los museos Picasso", dijo a EFE hace dos años y medio Rodrigo de Zayas (Madrid, 1935), quien atesora en su casa de Sevilla 1.800 obras de su padre, en su mayor parte reproducciones en papel de prensa de sus dibujos y caricaturas, pero también más de veinte pinturas y cientos de dibujos originales.

Durante estos dos años y medio, Rodrigo de Zayas, musicólogo, historiador, escritor y coleccionista erudito de instrumentos musicales, ha proseguido trabajando en su casa de Sevilla, un caserón del XVIII que él mismo rehabilitó junto a su esposa, la cantante lírica Anne Perret, en la clasificación y restauración de la obra de su padre.

Gracias a ese tesón, la primera exposición de De Zayas podrá albergar cientos de obras en cuya selección se trabaja ahora, con el respaldo expreso de Bernard Ruiz-Picasso, nieto del pintor y fundador del Museo Picasso de Málaga.

Pasar desapercibido

Ese trabajo se realiza en colaboración con el director del Museo Picasso de Málaga, José Lebrero, que será el comisario de la exposición sobre Marius de Zayas, que permanecerá abierta desde el inicio de octubre de 2024 hasta abril de 2025 en lo que sin duda será una de las exposiciones más curiosas de los últimos años.

Y lo será no solo por la calidad de la obra de Marius de Zayas, sino por la circunstancia que ha explicado a EFE su hijo: "Mi padre nunca quiso ser conocido, y lo consiguió".

De hecho, aunque galerista él mismo, y amigo y cómplice de algunos de los genios del siglo XX -también fue el primero en llevar a Nueva York la obra de Cezanne-, De Zayas hizo suya la idea de André Breton de que era responsabilidad de cada cual no hacerse famoso, cosa que su hijo ahora recuerda con humor.

De hecho, Marius de Zayas nunca mostró su obra públicamente salvo una en una exposición que hizo de una serie de caricaturas abstractas -con rasgos geometrizados hacía reconocibles a los personajes que caricaturizaba-, en 1909, en la galería neoyorquina del fotógrafo Alfred Stieglitz, conocida por el número que ocupaba en la Quinta Avenida, "291".

"Mi padre prefería ocuparse de la obra de los demás; de hecho hay muchas ideas suyas atribuidas a otros personajes", ha recordado Rodrigo de Zayas al evocar el deslumbramiento de Marius de Zayas con el cubismo y cómo desde siempre se interesó por los orígenes del arte, por el arte africano y por las expresiones más arcaicas, al igual que hizo Picasso.

Primera entrevista a Picasso en América

Con motivo de aquella primera exposición de Picasso en Nueva York, Marius de Zayas entrevistó al artista malagueño para la revista América, que fundó y dirigió su padre, el historiador y escritor mexicano Rafael de Zayas Enríquez, abuelo de Rodrigo, y que fue la primera entrevista a Picasso que se publicó en América.

Rodrigo de Zayas recuerda cómo su padre fue "hospitalario" desde el primer momento con la obra de Picasso, a quien le profesó cariño en lo personal, en un momento en el que el panorama artístico neoyorquino era muy conservador y el pintor malagueño era considerado poco menos que "un monstruo" que descomponía la figura humana.

Pionero del arte moderno, Marius de Zayas fue amigo de los guitarristas flamencos Ramón Montoya y Manolo de Huelva, a los que inmortalizó en sendas caricaturas, hizo una película casera en su casa de Francia con Concha Piquer bailando la jota, creó revistas vanguardistas en Nueva York, dibujó incansablemente para periódicos y revistas, y su vida artística fue "un camino iniciático", según su hijo.

Indudablemente tuvo destellos de genialidad, lo que explica la calidad y variedad de sus obras por más que él no les diera importancia, de ahí el empeño de su hijo en que el talento de aquel hombre generoso y entusiasta no pase desapercibido para la historia del arte y se haga justicia histórica y poética, como ha considerado que Marius de Zayas "le devuelva la visita a Picasso" 113 años después de aquella exposición en Nueva York.