Montse Caeiro: "En Rosal somos muchas las mujeres que estamos al frente de explotaciones ganaderas"

Montse Caeiro Malbeiro, de 52 años, natural de Rosal de la Frontera (Huelva), lleva 20 años residiendo en el campo, al frente de una explotación de ganado caprino. Está casada, tiene dos hijos, un chico de 23 y una chica de 15, y aunque el negocio es familiar, es ella la que se encarga de las labores de crianza y cuidado de los animales. "Vivimos en el campo donde han estado siempre mis suegros. Ellos tenían cabras. A mi marido le gustaba este mundo y decidimos quedarnos la actividad en estas tierras del Ayuntamiento. Mi marido se dedica a su trabajo y yo soy la que estoy en el campo", explica Montse Caeiro Malbeiro.

La próxima semana tendrá lugar el encuentro de La España Despoblada 'El reto demográfico', organizado por la Cadena SER con el patrocinio de la Diputación Provincial de Huelva. Será el martes 12 de diciembre a partir de las 10,00 horas en el Ayuntamiento de Rosal de la Frontera. La jornada se podrá seguir por streaming a través de Cadenaser.com o radiohuelva.es

El encuentro brindará la oportunidad de escuchar historias de vida rural, como la de Montse Caeiro. En Rosal de la Frontera hay muchas mujeres que llevan explotaciones ganaderas y Caeiro asegura que en su pueblo ver a mujeres ganaderas está interiorizado: "el panorama ha cambiado mucho, y ya nadie se sorprende aquí porque las mujeres estén liderando los negocios familiares. "Es un trabajo que no tiene descanso", precisa Caeiro y, a veces, "se complica la conciliación familiar y te hace estar más acelerada de lo habitual, por querer acudir a todo: a la casa y al negocio. He criado a mis hijos en el campo. Pero los dos, mi marido y yo, estamos implicados en esto, con sus dificultades y virtudes", afirma.

Montse Caeiro expresa que llevar una explotación ganadera es un negocio duro pero, al mismo tiempo, comporta muchas satisfacciones: "esto te tiene que gustar porque es sacrificado y muchas veces las circunstancias no acompañan, como ahora, con la sequía, que está haciendo que la gente del campo lo estemos pasando regular", expresa esta vecina, que precisa: "es una lucha diaria para poder llevar esto adelante, pero no cambiaria el mundo rural por la ciudad por nada. Mi vida está aquí", subraya.