La elegancia no está reñida con la fiesta
Firma de Opinión del arquitecto e ilustrador, Rafael Obrero. Hoy por Hoy Córdoba

La elegancia no está reñida con la fiesta. Rafael Obrero
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Córdoba
De acuerdo en que la ciudad debe acoplarse en su ornato y su ambiente al ciclo del año, los puestos de caracoles, el olor a incienso y azahar, el humo de castañas asadas nos hacen conectar a varios niveles con la época del año en la que estamos, nos pautan el tiempo urbano de una manera tradicional.
Ahora toca adorno navideño, luces, brillos, mercaditos de figurillas, belenes que visitar, un Papá Noel con campanilla… hasta ahí bien. Pero viene a suceder que en los últimos años estamos sufriendo una invasión del espacio público por cantidades ingentes de cacharrería y sonido abrumador, que dificultan el caminar y hacen del paseo una experiencia desagradable.
Dudo mucho que haya alguien pensando en Capitulares de modo global y estético en esta operación de vestir la ciudad en Navidades. Más bien creo que el único factor que rige las decisiones es el económico, a tanto el metro cuadrado de acera concesionado, las arcas municipales ingresan tanto más. Punto.
Es un modo muy burdo de recoger beneficio a costa de la belleza de lo urbano y de la tranquilidad de la vecindad. Es un maltrato a la fisonomía de la ciudad, que merece algo más de elegancia y serenidad en el tratamiento ornamental.
Es una incongruencia defender en Fitur la esencia de Córdoba y la diferenciación con otros destinos y colocarnos durante dos meses un castillo de princesas Disney al pie del Fénix de las Tendillas.
Seamos creativos, elegantes y respetuosos con nuestro legado. Dediquémosle tiempo y recursos a pensar antes de actuar.
Felices fiestas.




