Josefa cumple su última voluntad: viajar de Palma al pueblo de Granada que la vio nacer
Lo ha hecho con la ayuda de la Fundación Ambulancia del Deseo
Motril
Josefa Castilla Sánchez, una mujer de 76 años impedida en una cama sin apenas movilidad por un grave accidente sufrido hace años, ha cumplido su última voluntad: volver a su pueblo natal, Vélez de Benaudalla (Granada), desde Palma, donde reside, para reencontrarse con familiares y vecinos. Lo ha hecho con la ayuda de la Fundación Ambulancia del Deseo, dedicada a cumplir las voluntades de enfermos terminales y crónicos, como es su caso.
Ellos han sido los encargados de llevarla desde el puerto de Valencia hasta Vélez de Benaudalla, para lo cual han dispuesto de una ambulancia medicalizada y con asistencia de varios voluntarios de esta organización humanitaria, ha explicado a EFE Miguel Ángel Garrido, técnico sanitario.
Sonriente y feliz tras haber cumplido el deseo que, según ella misma, la mantiene con vida pese a los malos presagios de los médicos, Josefa llegó a su pueblo natal en la ambulancia dispuesta de forma especial para atender sus necesidades y, minutos después, accedió en una camilla a la iglesia de Vélez de Benaudalla junto al párroco, amigos y familiares.
Allí reside la imagen de San Antonio, patrón de su pueblo natal, a quien elevó sus plegarias tras el grave accidente sufrido hace varios años que la mantiene impedida.
Josefa está sedada con morfina en todo momento para evitar los dolores que padece a consecuencia de una arterioesclerosis múltiple y una isquemia crónica que le ha producido una necrosis en una pierna que le impide tener movilidad.
Su llegada ha sido acogida como "una fiesta" por parte de los vecinos, que querían saludarla y recibirla, apunta su hija Ana Hernández, que ha sido la encargada de acompañarla en el largo desplazamiento. Ella mantiene que, cuando se cree en algo, las cosas "se pueden hacer realidad".
Ana destaca la "fortaleza" demostrada por su madre para resistir este viaje pese a las apreciaciones de los médicos, que el pasado mes de abril les comunicaron que "le queda poco de vida" y que "no aguantaría" el viaje a Vélez de Benaudalla.
Su fe ha permitido hacer realidad su sueño, asegura su hija: "Cuando veo la cara de felicidad de mi madre se me olvida todo, es lo mejor. Hemos tenido un regalo recíproco las dos".