Rodarán cabezas
Firma de Opinión de Gonzalo Herreros, profesor de Historia
Córdoba
2023 ha sido un año de cambios. Disculpen la burda obviedad, como todos. Hablo del ámbito cultural en Córdoba, y más aún, de sus cabezas visibles. Comenzó el año con el fallecimiento de Juan Carlos Limia, director general de Cultura y gerente del IMAE, puesto que sería renovado en septiembre con el perfil de Carlos Aladro. En marzo asistimos al proceloso, y aún resonante, episodio de la expulsión de Carlos Domínguez-Nieto, director de la Orquesta de Córdoba.
Fuera de los responsables locales, en mayo expiraba el eterno Antonio Gala, dejando a su Fundación y su ciudad sin parte de su alma. Las elecciones municipales, a pesar de no significar cambio de color político en Capitulares, supusieron la habitual mudanza de sillones y cargos. A comienzos de diciembre, Daniel Broncano anuncia, tras solo año y medio en el puesto, su marcha de la gerencia de la Orquesta, para terminar de dejarla huérfana del todo. Y antes de que acabara el año, con la pedrea llegaba la fulminante destitución de Dolores Baena al frente del Museo Arqueológico.
De todos estos vaivenes, este último es sin duda el más preocupante, por lo que tiene de drástico y evitable, por ir en contra de la voluntad de la interesada y del interés general, y por la ausencia de elegancia en las formas y, sobre todo, de un plan b subsiguiente. Es cierto que la dirección de las instituciones necesita cambios de ciclo, pero esto no puede ser la excusa para cortar cabezas de altura y valía. Porque incluso aun admitiendo la hipotética necesidad del cambio, es inadmisible asumir medidas correctas por la razón equivocada.