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Los primeros militares que entraron en el agua en el ejercicio mortal de Cerro Muriano, incluido el soldado fallecido, llevaban lastre en su mochila como 'castigo'

Dos militares murieron durante el ejercicio en la base militar de Córdoba y otros seis tuvieron que ser atendidos por hipotermia

Los primeros militares que entraron en el agua en el ejercicio mortal de Cerro Muriano, incluido el soldado fallecido, llevaban lastre en su mochila como ‘castigo’

Los primeros militares que entraron en el agua en el ejercicio mortal de Cerro Muriano, incluido el soldado fallecido, llevaban lastre en su mochila como ‘castigo’

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Córdoba

El pasado 21 de diciembre murieron dos soldados que realizaban unas maniobras militares en Cerro Muriano, en Córdoba. Fallecieron ahogados durante una práctica en la que tenían que sumergirse en un lago cuyas aguas estaban muy frías. Hoy adelantamos que los primeros soldados que se metieron en el agua llevaban lastre en su mochila. Les pusieron más peso encima a modo de castigo. Uno de los militares que murió, un soldado de 24 años, era uno de los que llevaba ese peso de más. El otro fallecido fue un cabo de 34 años que se tiró al agua para intentar rescatar a sus compañeros.

De los 60 militares que iban a tomar parte en ese ejercicio que resultó mortal, casi la mitad, una veintena, cargaba desde dos semanas antes del siniestro con lastre en su mochila. Las fuentes consultadas por la Cadena SER sostienen que los soldados llevaban una mina inerte en su macuto. Un elemento que no portaban ni los mandos ni ninguno de los soldados de la segunda sección. El peso extra fue colocado por el mando, "a modo de castigo" por la mala ejecución de un ejercicio durante la instrucción previa.

El castigo en las Fuerzas Armadas está prohibido: se considera un delito de abuso de autoridad

Esto significa que, a su propio peso, los efectivos sumaron la carga del que llevaban colocado artificialmente en sus petates.

En estas circunstancias se internaron en la balsa además del soldado Carlos León (una de las víctimas mortales del ejercicio) el resto de militares que formaban parte de la primera sección a la que se ordenó entrar en el agua.

El cruce del lago se produjo ya con la luz del día, cerca de las 9 de la mañana, aunque la actividad de los militares se habían iniciado horas antes, todavía de madrugada, alrededor de las 6 de la mañana, con una práctica de topografía y otra subterránea.

Se explicaron los objetivos y la manera de llevarlos a cabo, se dieron las instrucciones, e incluso se llevó a cabo previamente una prueba fallida antes de que los efectivos entraran en el agua. Los soldados entraron en el agua sin chaleco, para aligerar el peso.

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Se había dispuesto una cuerda atada a dos encinas, una especie de guía que dividía la superficie del agua por su parte más corta, (la distancia entre orilla y orilla era de unos 100 metros).

El ejercicio se hizo "sin línea de vida ni ambulancia ni salvavidas"

Las fuentes consultadas por la SER aseguran que "no había línea de vida", que "no había ni ambulancia ni flotadores o salvavidas" a los que poder asirse en caso de peligro. Y que en la balsa "no se hacía pie".

Preguntados previamente por los mandos, varios soldados quedaron excluidos del ejercicio al no saber nadar.

La práctica se frustró unos minutos después de entrar en el agua los primeros efectivos. De hecho la segunda compañía no llegó ni siquiera a iniciar el ejercicio.

Los mandos y el resto de soldados que estaban fuera del agua fueron los primeros en socorrer a los compañeros, que pedían auxilio desde el agua. Uno de ellos, el cabo, Miguel Ángel Jiménez Andújar, que se convirtió en una de las dos víctimas mortales del ejercicio.

Otro de los soldados fue rescatado del agua en parada cardiorrespiratoria. Le salvó la vida otro militar antes incluso de que llegara la ambulancia, al hacerle la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP).

Las fuentes explican que incluso algunos de los efectivos que iniciaron el rescate terminaron teniendo que ser a su vez rescatados y atendidos por hipotermia, después de entrar en el agua en busca de los dos desaparecidos.

El ministerio de Defensa apartó del mando al capitán que ordenó el ejercicio horas después del suceso.

Un soldado y un cabo murieron ahogados durante las maniobras de instrucción

El soldado Carlos León Rico, era de El Viso del Alcor, en Sevilla, tenía 24 años, estaba a punto de terminar la instrucción requerida por Defensa para el ingreso en el Ejército de Tierra.

Había dejado su carrera de Derecho para incorporarse al Ejército. Ya había culminado las dos primeras fases de formación en el CEFOT, el Centro de Formación de Tropa, número 1, ubicado en Cáceres y hacía poco más de mes y medio que había llegado a la Base de Cerro Muriano para completarla en la unidad de destino.

El cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, era natural de Adamuz pero residía en Villafranca, tenía 34 años. Murió ahogado cuando intentaba socorrer a sus compañeros. Estaba casado y esperando un hijo.

Había ingresado en el ejército en 2011, y tenía dos condecoraciones al mérito tras haber participado en las misiones de Líbano y Letonia.

Los militares están recibiendo atención psicológica y los testigos del siniestro están siendo llamados a declarar dentro de las diligencias previas abiertas por el Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba.

"La justicia militar requiere una reforma inminente"

Iñaki Unibaso, portavoz de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), cuenta en Hora 14 que se han personado en el caso de Cerro Muriano y que están analizando toda la documentación, entre otras cosas, para aclarar quiénes son los responsables de lo ocurrido. La investagación va a acabar en un tribunal militar y Unibaso subraya que la justicia militar requiere "una reforma inminente".

&quot;La justicia militar requiere una reforma inminente&quot;

"La justicia militar requiere una reforma inminente"

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María Eugenia Vílchez

María Eugenia Vílchez

Me mueven las causas justas. Me gusta contar historias y dar voz a personas que normalmente no la tienen...

 
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