¿Conoces las Salinas de Cetina y la Dehesa de las Yeguas?
Las recorremos en "El Paseíto" con Agustín García Lázaro
El Paseíto
Jerez de la Frontera
Iniciaríamos nuestro paseo en el Pinar de la Dehesa de las Yeguas, a donde hemos llegado por la carretera CA-313 que une Jerez y Puerto Real, bordeando las marismas, partiendo de El Portal o del Puente de Cartuja.
Recorrido cómodo que puede hacerse con niños y mascotas, totalmente horizontal. Discurre por el Pinar de la Dehesa de las Yeguas y por el sendero que conduce a las Salinas de Cetina.
En su primer tramo, durante 800 m, el camino deja a ambos lados el pinar, al que podremos acceder por cualquiera de los muchos senderos que lo cruzan. El pinar va dejando paso a la marisma que, en algunos sectores, lo es de agua dulce cuando en la época de lluvias se encharca.
Este rincón de la campiña gaditana, colindante ya con las marismas de la Bahía de Cádiz, pertenecieron hasta finales del siglo XV al término municipal de Jerez, del que se separaron a partir de 1483 con la fundación de Puerto Real por los Reyes Católicos. El nombre de Dehesa de las Yeguas apunta a la existencia en estos parajes de un espacio de uso comunal donde pastaba el ganado de labor, en este caso las yeguas que, recordemos, resultaban imprescindibles para tareas agrícolas como la trilla.
En 1485, la corona atendió las peticiones de Puerto Real para poner en cultivo nuevas tierras, y ordenó sacar de ellas a los jerezanos "muchos ganados de vacas y puercos y yeguas e cabras" lo que causó un gran daño a la ciudad "y con ello quedaron contentos los de Puerto Real", como nos recuerda el profesor Emilio Martín.
Junto a estas dehesas y marismas discurre la Cañada Real de la Isla o de Cádiz, que parte del Puente de Cartuja y era la vía que, sin abandonar tierra firme, conducía hasta la Isla de León y Cádiz desde los siglos medievales. Este fue el camino que seguían las milicias de Jerez y Arcos para socorrer a las poblaciones de la Bahía ante los ataques de la piratería berberisca o de los ingleses.
En la década de los 50 y 60 del siglo pasado se llevaron a cabo trabajos de drenaje de buena parte de estos suelos marismeños del estuario del Guadalete para su puesta en regadío. Se levantó entonces el poblado de colonización de Doña Blanca. El Pinar de las Yeguas, por el que transcurre el primer tramo de nuestro paseo, es un bosque maduro, con ejemplares de gran porte que, aunque fruto de una repoblación de hace décadas.
Paseando entre los muchos senderos que se abren a ambos lados del camino principal, podemos apreciar que junto a los claros que se han abierto para instalar mesas y bancos para los visitantes, hay también sectores donde crece un abigarrado y denso sotobosque en el que sobresalen especies como lentisco, acebuche, coscoja, palmito, madroño, majoleto, mirto, brezos, jaras o tarajes en las zonas más húmedas.
A la derecha del sendero nos llamará la atención el humedal dulce de Las Yeguas, de 238 ha, una singular marisma que constituye una Reserva Ambiental de más de 350 hectáreas, rodeada de salinas y limitada por la Dehesa, las Salinas de Cetina a la izquierda y, más alejadas del sendero principal, las salinas de Santa María, de las que las separa el caño del río San Pedro
Los terrenos de la Salina Marisma de Cetina comenzaron a tomar forma hace 20 años, en 2004. Superando con sus 1230 ha a su vecina Salina de Santa María, siendo, por tanto, el mayor complejo salinero de la Bahía de Cádiz. En la zona se han establecido nidos y posaderos para el águila pescadora, dos observatorios de aves e islas para ardéidas y aves limícolas. Desde el primer observatorio, podremos tomar en el cruce, a la derecha, otro sendero hasta el arroyo salado de San Pedro, declarado zona de especial conservación.
La Marisma de agua dulce de Cetina, por su ubicación como zona de transición y de diversidad de hábitats, permite avistamientos de aves como el morito común, la garza real, la espátula, la cigüeñuela, el águila calzada, el martín pescador, la garceta grande, la terrera marismeña, la cerceta común, el ánade rabudo, la bisbita común, la lavandera boyera, el elanio azul, el búho campestre, la avefría o la cerceta carretona...
El Humedal dulce de Las Yeguas alberga en sus juncales el mayor dormidero de la provincia de aguiluchos laguneros en la invernada, habiéndose censado más de 100 ejemplares. También ha sido el único lugar de Cádiz en el que se ha citado al pequeño grillo de los carrizos y una de las dos localidades de la península donde se ha encontrado a la araña Thyene phragmitigrada. Está también presente en esta zona la nutria.