Periodismo digno

Córdoba

Los periodistas contamos todos los días los conflictos laborales de otros. Sus malas condiciones, la vulneración de sus derechos, la precariedad.

Precariedad. Esa palabra que se repite en redes sociales, en conversaciones entre jóvenes o entre padres preocupados. En el sector público y en el privado. Los sindicatos y las organizaciones laborales se concentran o se manifiestan y tienen nuestro altavoz.

No hacemos lo mismo con nosotros como colectivo profesional. La singularidad de esta profesión es nuestra fuerza, pero también nuestra trampa. La actualidad parece no entender de horas. Con nosotros parece que no va lo de cerrar la persiana. La firma a veces lleva al individualismo. Y nos cuesta hablar de nuestras miserias.

Pero la profesión periodística no puede estar al margen de los derechos laborales. Y tampoco podemos permitir que un trabajo tan necesario y delicado, para que el que estudiamos una carrera y nos especializamos, se pague casi con el salario mínimo interprofesional.

Desde las asociaciones, colegios y sindicatos de periodistas se apunta a los riesgos de las redacciones precarias que, por número no puedan cumplir con su labor informativa. Pero se habla muy poco de los jóvenes periodistas que no pueden independizarse por sueldos que en nada se corresponden a su cualificación. No hablemos ya del caso de los autónomos. Nuestra profesión no produce bienes materiales tangibles, pero garantiza el derecho a la información de la ciudadanía.

La profesión debe unirse para rechazar esta precariedad que vacía facultades y mata vocaciones. Debemos dignificar el periodismo. Exigir condiciones. Me ha quedado una firma muy endogámica. Pero si no lo contamos nosotros, ¿Quién lo hace?