Jaén

Los primeros rastros fueron localizados hace ahora un año en una zona situada entre Torreblascopedro y Villatorres, cerca del río Guadalquivir, tal y como ha publicado eldiario.es. Después de una inspección sobre el terreno, la Estación Biológica de Doñana ha certificado de manera oficial la existencia de castores a través de una estudio publicado en la revista de la Sociedad Española para la conservación de los mamíferos.

Jacinto Román, biólogo de Doñana, ha explicado en una entrevista en 'Hoy por Hoy Jaén' que, por el momento "no sabemos si es una buena noticia porque no tenemos información" aludiendo a que ahora debe ser la Junta de Andalucía la que debe encargar un estudio para ver si esta especie produce impactos en el lugar en el que ha sido soltada y recordaba que este animal está "incluido en todos los listados de las especies amenazadas".

Ha definido a este gran roedor como un "ingeniero de los ecosistemas" asegurando que "transforma el ambiente en el que vive al cortar los árboles y modifica las riberas" por lo que, asevera "incrementa la biodiversidad de las zonas" en las que se encuentra. Sin embargo, alertaba de que todo esto se ha estudiado en entornos del norte de Europa o incluso Alaska "que poco tienen que ver con los olivares de Jaén". Son animales territoriales que van criando y van ocupando cada vez más espacio a la vez que ha dicho de ellos que son animales "muy interesantes y muy tranquilos".

Bombardeo de animales

Sobre la forma en la que el castor ha llegado a tierras jienenses, Román no tiene duda y alude a lo que se conoce como bombardeo de animales. Asegura que "hay amantes de los castores en Europa que, desde hace unas décadas, se dedican a soltar castores por Europa, los meten en una furgoneta, llegan a un sitio y los sueltan". De hecho, sostiene que el lugar no ha sido elegido al azar, se trata de un punto en el que confluyen "varios afluentes del Guadalquivir como son los ríos Guadalimar, Guadalbullón y no muy lejos está el Rumblar".

Se trata de una forma de actuar que en España comenzó en el año 2003 en la ribera del Ebro y se volvió a repetir, con los datos que actualmente hay, en 2022 en un punto del Tormes, en la provincia de Salamanca ya casi en la frontera con Portugal. Desde entonces, la presencia del animal se ha ido expandiendo y ya ocupan toda la cuenca del río que desemboca en Deltebre.

El biólogo rechaza esta forma de actuar, incluso la ha llegado a calificar de "fatal" y recalca que "cualquier movimiento de fauna tiene que tener controles sanitarios para comprobar la viabilidad de las poblaciones". Ha continuado incidiendo en que "a este gente no les preocupa lo que pase a los animales" y ha incidido en que "no es la forma de hacer las cosas, los animales pueden tener enfermedades, no sabemos lo que está pasadno ni que problemas pueden traer".

Cabe recordar que el castor formó parte del paisaje de la Península Ibérica desde hace miles de años, de hecho, los primeros datos de su presencia han aparecido en fósiles. Sin embargo, hace años desaparecieron del sur de nuestro país y los últimos rastros de su presencia están datados en al época del periodo romano en el norte de España.