Bien está lo que bien acaba

Córdoba

20 años y 20 millones de euros después de la primera promesa, abre esta semana la nueva Biblioteca Provincial Grupo Cántico. ¡Albricias! Quiera Dios que el vulgo no la bauticemos como la de Los Patos, que para algo se ha elegido tan señero nombre de nuestra literatura contemporánea.

En alguna red social he leído quejas, tan furibundas como ignominiosas, a propósito de la inversión en este edificio, su proyecto, excavación, traslado de fondos…, para una institución, una biblioteca, que en el fondo es tan minoritaria socialmente, habiendo tantas necesidades en la población. Pero qué error, y qué pena, que en el siglo XXI haya que seguir escuchando voces, como las que asediaron a Unamuno en aquel paraninfo de Salamanca, que ignoren de tamaña forma la riqueza, metafórica y tangible, de la cultura.

Hace unas semanas coincidí en Italia con un profesor de filología hispánica de la Complutense, que al referirle que yo era de Córdoba le pregunté con cautela, “No sé si conoces a Cántico”, a lo que me contestó, “Claro, es que escribían muy bien”.

Así que esta nueva institución libraria no solo es merecida y deseable por el valor intrínseco que encierra una biblioteca, sino también por el nombre que la rotula. Porque la cultura es la mejor embajadora de un país o de una ciudad. Así como ya no existe Roma pero seguimos leyendo a Séneca o a Cicerón, España es y será siempre Velázquez, Goya, Cervantes o García Lorca, y Córdoba es Góngora, Julio Romero o Cántico. La vieja Colonia Patricia, a pesar de los pesares, es hoy un lugar más digno gracias a esta renovada biblioteca. Bien está lo que bien acaba.