El Betis sigue deprimido en Europa
Pobre imagen del equipo de Pellegrini, obligado a dar la vuelta a la elminatoria la próxima semana
Sevilla
El precio de las entradas, las ausencias (por lesiones o por inscripciones), la destitución de Jarni, etc. Cuestiones que, más o menos importantes, desviaron la atención de lo que era verdaderamente noticiable: el Real Betis Balompié volvió a jugar competición europea. Todavía supurando las heridas de la eliminación en la UEFA Europa League, cierto, pero inició una nueva andadura que el club quiere que sea de largo recorrido.
El Benito Villamarín dio la bienvenida a una nueva competición con un aspecto poco habitual. No obstante, no se trató, ni mucho menos, de un ambiente desangelado. La grada, pese a todo, cumplió con su tarea, a diferencia de un Betis falto de velocidad e intensidad en los duelos, pese a la ocasión inicial de Fekir. Si bien el Dinamo la tuvo en una falta alejada, tampoco desplegó un fútbol de ensueño. Es más, dio la sensación de que el partido se desarrolló bajo las consignas de los croatas para llegar vivos al estadio Maksmir: pocos sustos en defensa e intimidar con alguna llegada esporádica.
La segunda parte fue una expansión del juego que se vio en la primera parte. La apatía siguió siendo la tónica de un Betis que en ningún momento fue capaz de desarbolar la defensa balcánica. El balón parado, eso sí, fue la única baza con la que los del Ingeniero pudieron generar un mínimo de peligro; no obstante, ni Johnny Cardoso ni Willian José hicieron buenos los servicios de Fekir desde la esquina. Movió ficha Pellegrini con Assane Diao, Bellerín y Marc Roca, a fin de inocular mordiente a los suyos. Pero esos intentos fueron en balde. Lejos de mejorar, el partido fue a peor con el penalti transformado por Petkovic en el minuto 75 tras una mano de Chadi Riad. El gol croata obligó a los heliopolitanos a volcarse sobre la meta de Nevistic, aunque sin suerte. De hecho, Willian José se encontró con el palo. De este modo terminó el debut del Betis en la Conference: con la tarea de levantar la eliminatoria y con los abucheos de los 25.091 aficionados presentes en la grada.