La psicóloga Reyes Casares (COP-OA) asegura que el porno en internet "está sustituyendo la educación sexual afectiva de los adolescentes"

Esta mañana se ha vuelto a reunir en el Parlamento, el Grupo de trabajo para garantizar la protección de menores ante el acceso a la pornografía en internet. Este grupo lleva trabajando desde el año pasado, porque incluso la Fiscalía Superior de Andalucía ha alertado del aumento de delitos sexuales en menores por el consumo de pornografía. Las consecuencias en la sexualidad de los jóvenes y en la violencia machista derivadas del consumo de un porno son evidentes, por lo que se considera clave partir de la educación, la prevención y la construcción de jóvenes críticos.

Dentro de las comparecencias que se han ido celebrando, en febrero de este año estuvo el Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Occidental, representado por su presidenta Reyes Casares, presente este lunes en Hoy por Hoy Sevilla, donde denunció el riesgo del consumo de pornografía en edades tempranas, con contenidos inapropiados, violentos y agresivos para los que aún no están preparados ni maduros: "una sesión muy productiva y necesaria porque la pornografía está sustituyendo a la educación sexual-afectiva". "La pornografía -concluye-tiene la triple A: accesibilidad, asequibilidad y anonimato". "El uso de la pantalla cuando no tienen edad y la familia no sabe qué hacer, provoca que niños a edades muy tempranas estén delante de la pornografía."

Esto, sigue diciendo, puede generar una normalización, banalización de las relaciones sexuales, sexualización precoz, sesgos de género, malestar psicológico y dificultades en la salud mental provocando incluso patologías asociadas al abuso de la visualización de pornografía. Se sustituye un modelo con base afectivo sexual por un modelo que convierte el sexo en un producto despojado de toda relación vincular, de afecto y fundamental en nuestras vidas.

Casares Ordóñez ha señalado algunas posibles consecuencias en las/os menores como la frustración, ansiedad, pérdida de autoestima, desvalorización de la propia imagen corporal, impacto traumático, disfunción sexual, adicción y patologías asociadas, entre otras, al intentar trasladar a la realidad mitos y falsas creencias sexuales adquiridos durante el consumo de pornografía o visionar imágenes para las que no están preparadas/os; o el riesgo de integrar conductas violentas y agresivas, principalmente en chicos, y sumisión o tolerancia a las mismas por parte de las chicas al reflejar los estereotipos de género aprendidos en la pornografía.

Además, la miembro de la Junta de Gobierno del COP-AO se ha referido a otros factores de riesgo que hacen que la/el menor consumidor/a de pornografía pueda desarrollar una adicción, como padecer TDAH, TOC, ansiedad, depresión, formar parte de una familia desestructurada o utilizar este hábito como un regulador emocional.