Atentos y educados

Supongo que ya saben que la atención, entre otras muchas cosas, es un sustantivo polisémico. No es lo mismo prestar atención, que poner atención. No es igual llamar la atención, o dar un toque de atención a alguien, que atender a una persona. Y precisamente por esta versatilidad, la atención, no solo es un elemento importante en la construcción de la identidad, sino que también se ha convertido en objeto de deseo muy preciado por el mercado.

Estas dos razones, la construcción de la identidad y el sometimiento de nuestra atención a los instrumentos que el mercado diseña con el fin de reducirnos a datos, son más que suficientes para situar la atención en la cúspide del sistema educativo. La filósofa Simone Weil tenía claro que, la formación de la facultad de atención es el objetivo verdadero y casi el único interés de los estudios.

Yo añadía que es la facultad primordial para vivir en comunidad. A fin de cuentas, la historia de la humanidad es la historia de la atención. La antropóloga Margaret Mead, cuando le preguntaron por la primera prueba de civilización, respondió que era un hueso, en concreto un fémur que se había soldado. La historia de la humanidad comienza con un grupo de humanos que se cuidaron los unos a otros, es decir, que se atendieron. El éxito de una sociedad pasa por educar la atención como elemento de cohesión social.

Ahora, más que nunca, cobran relevancia las palabras que nuestro himno de Andalucía subraya cuando nos anima a convertirnos en hombres de luz que a los hombres, alma de hombres les dimos.

Seamos atentos los unos con los otros.

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Disfruten del 28 de febrero.

Prf. Dr. José Carlos Ruiz

@srjosekarlos