Seguridad Laboral

Córdoba

Buenos días José Manuel, buenos días a todos. Hace unas semanas, justo antes de que España se paralizara para ver las bolitas del Sorteo de Navidad descender del bombo impregnadas de suerte, se produjo una tragedia en Cerro Muriano. Una tragedia de la que hemos terminado sabiendo más gracias a un excelente trabajo de investigación de esta emisora, poniendo el acento no sólo en una clara negligencia, sino también en un claro abuso de poder y un posible ensañamiento por parte de la jefatura.

Las víctimas, Miguel y Carlos, llevaban uniforme militar. Si no fuera por eso, habríamos escuchado a los sindicatos mostrar su profunda preocupación y su condena por los hechos que condujeron a su muerte. También el ministerio de Trabajo habría tenido su parte en los informativos de aquellos días y de estos. Si hubieran sido albañiles, incluso nos habríamos enterado de en qué se había gastado su jefe el dinero que se ahorró en medidas de seguridad. Pero eso, eran militares. Así que lo que recibimos primero fueron ciertas reservas por parte del empleador, el ministerio de Defensa, e incluso ciertas reticencias a una investigación profunda.

Es triste porque, si bien el ejército se rige por mecanismos distintos al resto de sectores, ya sean públicos o privados, Miguel y Carlos no estaban en combate. Se estaban preparando por si fuera necesario combatir. Deberían haber estado en un entorno seguro, simulando las duras condiciones que se puedan encontrar en el frente de donde sea, pero con la garantía de que en caso de problemas los podrían rescatar y atender. Su empleador los debería haber protegido y observo poca indignación en la sociedad. España lleva ya más de 40 años de democracia con un ejército que ha demostrado en más de una ocasión ser una institución fiable y que representa a España en el extranjero de forma impecable. Si queremos dejar de ver fantasmas del pasado en el ejército, un primer paso siempre es que la sociedad deje de deshumanizar a los militares simplemente porque lleven uniforme.