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¿Nadie está a salvo de los aguaceros?, el "universo lapidiano" se transfigura en Granada

Con motivo de la presentación del libro "El Tiempo, lo soñado y lo real", que celebra los 25 años de carrera discográfica de José Ignacio Lapido, el Teatro Caja Granada ha acogido un histórico homenaje al compositor e intérprete granadino

Homenaje a José Ignacio Lapido

Daniel Martín

Granada

"Cuenta la leyenda en la que en una noche de frío, viento y lluvia, tuvo lugar la reencarnación musical una ciudad en su maestro a través de las recreaciones por parte de unos afortunados intérpretes que desnudaron e hicieron suyas las canciones que nos ha ido dejando Jose Ignacio Lapido a lo largo del tiempo...". Es obvio que es una elucubración nuestra pero estamos seguros que dentro de unos años empezará a contarse la historia así. Una noche en la que más que hacer un homenaje en vida, como se deben hacer las cosas sin esperar al momento en el que todos rendimos cuentas, el público caía rendido a esta secta lapidiana donde cada párrafo y estrofa son dogmas.

Las canciones de Lapido, a través de su visión nihilista y llenas de perdedores nos enseñan un contrapeso, más que necesario, en este mundo coyuntural de colores y falsas emociones. Antes eso mejor es siempre quedarse con alguien auténtico, sin filtros y con la capacidad crítica sin alterar.

El presentador de la noche fue nuestro compañero Sergio Berbel, reconocido como el "sumo sacerdote de la secta lapidiana" hizo de prestidigitador aunando historias de adolescencia, juventud, cruces de caminos respecto a cada uno de las interpretaciones y temas escogidos con mimo para la señalada ocasión.

José Antonio García y Coro de Cámara de Granada

José Antonio García y Coro de Cámara de Granada / Daniel Martín

Este concierto fue el epílogo al libro, "El tiempo, lo soñado y lo real", una presentación que corrió a cargo de Miguel Ángel del Arco, coordinador del mismo y Jose Ignacio Lapido. Un excelso trabajo donde Olga Elwes, Javier Gilabert, Fernando Jaén, Arancha Moreno y Jordi Vadell, plasman negro sobre blanco no solo la carrera musical si no incluso literaria de nuestro querido Lapido. ¿Si Dylan ganó el Nóbel por qué no Lapido el Cervantes? y aquí afirmamos que no es exageración alguna.

Pero como hablamos también de música todas esas letras forman parte de un mundo onírico, imaginario e intangible que se transfiguran en palpables cuando han sido y son interpretadas por Jose Ignacio o miradas desde el prisma de los invitados de anoche que las hicieron suyas.

Fue Antonio Álvarez el encargado de hacer sonar la Gibson con Johnny Guitar a modo de intro de "Cuando las palabras vuelvan del exilio". Desde ese momento la poesía y la música, las letras y la emoción, la luz y la conexión, todo fluía como debía.

Hector Tuya junto a Popi González rescatando "Cuando el ángel decida volver", con anécdota incluida de como se la llegó a cantar a Sting hace 12 años en nuestra ciudad.

Quini Almendros e Ihmaele de la Torre con "En el ángulo muerto" sorprendieron por el giro que le dieron. José Antonio García, Nico Hernández y el Coro de cámara de Granada con Jorge Rodríguez Morata dirigiendo nos consiguieron dejar boquiabiertos con "Nunca se sabe" gracias a la disposición y profundidad vocal que se le dio.

El Hombre Garabato, Nico y su empeño en realizar lo de anoche tuvieron un peso específico ya que casi ejercían de bisagra acompañando a José Antonio García, Salva Serrano de Dorian Grey, Raúl Bernal y Nat Simons con "Cuidado".

Una de las sorpresas fue cuando Antonio Arias y Juan Codorniu rescataron del olvido una rareza de 091, "Cubitos de hielo", haciendo subir a José Antonio García a interpretarla juntos. Tan olvidada que hasta el propio cantante de Los Cero ni se acordaba de ella.

Mama Baker junto Arturo Cid al Theremin impactaron con unos "Ladridos del perro mágico" gracias a la fuerza de Dani Herrera y los perturbadores sonidos de este particular instrumento.

Nievla, Carmencita Calavera y Niños Mutantes tampoco faltaron a la cita, así como un público entregado a la causa, las invitaciones prácticamente volaron, en una noche que será recordada por la simbología que tuvo y sobre todo por ese bautismo lapidiano para el resto de nuestras vidas.

Popi González y Héctor Tuya

Popi González y Héctor Tuya / Daniel Martín