Sostenella y no enmendalla
Firma de Opinión de la periodista Rosa Aparicio
Sostenella y no enmendalla.Rosa Aparicio
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Córdoba
El nobel José Saramago dijo que “hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”. El lunes se cumplieron 20 años del mayor atentando terrorista en Europa. Dos décadas del 11M que nos dejó un saldo aterrador de 192 víctimas mortales, más de 2.000 heridas y cambió con dolor y sangre la historia reciente de nuestro país.
Han sido días para el homenaje y también para el recuerdo de las vidas marcadas por aquellas explosiones, de la reacción ejemplar de los servicios sanitarios, de seguridad y de la sociedad española en su conjunto. También, del comportamiento no tan ejemplar e incluso me atrevería a asegurar que indigno, de quienes a tres días vista de las elecciones generales optaron por camuflar con brocha gorda y a la desesperada la autoría de los atentados. La burda maniobra les costó la pérdida de La Moncloa. Veinte años después hay quien sigue insistiendo en aquella máxima de Goebels. “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Parece ser que afortunadamente no es así.
En un mundo decente, la de este lunes debía haber sido una fecha para la memoria y para el respeto. Unitario y sin fisuras hacia las víctimas. Por el contrario, una vez más, se mantuvo la estrategia de la trinchera, del pim pam pum y de lo que es peor, del sostenella y no enmendalla.
¡Menos mal que aquella pandemia y los eternos meses de confinamiento, de los que también ayer se cumplieron cuatro años, nos iban a hacer mejores! Tristemente, parece que solo han mejorado las cuentas corrientes de un puñado de seres sin escrúpulos que a diestra y siniestra se hicieron de oro con la venta de material sanitario sirviéndose de sus cargos. Prácticas indignas y que, lejos de la autocrítica, en sede parlamentaria se arrojan a la cara de un lado al otro del hemiciclo a la voz de ¡Y tú más!