No se puede tolerar

Jerez de la Frontera

Todos los años, en los días cercanos a celebrar el Día de Andalucía, suelo consultar los datos monitoreados a través de los informes denominados AROPE (AT RISK OF POVERTY AND/OR EXCLUSIÓN) que se dedican a evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos de inclusión social propuestos en las estrategias europeas, y que hace referencia al porcentaje de población que se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

Y todos los años se me calienta la sangre cuando traslado los datos a nuestra ciudad. Más de 80.000 personas residentes en Jerez se encuentran en esta situación, lo que representa un aumento de 1,6 puntos porcentuales comparado con el año 2022. Y más de la mitad, unas 40.000 personas, en situación de pobreza severa. Es decir, no cuentan con los ingresos mínimos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia, como alimentación, vivienda, vestimenta, y acceso a servicios esenciales de salud y educación.

Y no mejoramos, año tras año los datos vuelven a situarnos entre las ciudades con más porcentaje de personas en estas calamitosas situaciones, principalmente mujeres, menores de edad y personas mayores con pensiones mínimas, que viven en los barrios de mi código postal: el sur y el oeste de la ciudad.

Por eso, siempre me pasa lo mismo, no me da el cuerpo para celebrar nada. En todo caso, para encorajarme conmigo mismo, y preguntarme que es lo que no venimos haciendo bien y en qué están fallando las políticas públicas para que después de tantos años no disminuya la desigualdad social en nuestra ciudad, sino, muy al contrario, cada vez sea más evidente.

Muchas cosas debemos cambiar, porque esto no se puede tolerar.