Escucha la columna de Lola Fernández
La de este lunes se titula «Eternidad»
La opinión de Lola Fernández
Morón de la Frontera
Le bastaba una gota de rocío que reflejara la luz y un grado de buena temperatura para empezar a recibir en este tiempo a la primavera, pero la Semana Santa se colocó el traje de invierno en el tiempo y en el corazón, convirtiendo marzo en abril y sin tregua de dolor, lloraba el cielo, azotando cada hora y cada espacio de una semana de pasión y muerte en la vida del creyente.
No hubo pactos con el cielo para poder sentir y ver completa la Semana Santa por las calles de Morón.
Fue un claroscuro dramático, que nos hizo buscar en los cajones de nuestras almas, el recuerdo de otras estampas, fotografías exactas de momentos que se quedaron en la retina del tiempo, volviendo la mirada atrás, donde la gloria se toca, viviendo plenitud en los días, por ver al Señor y a su bendita Madre por las calles de nuestra ciudad.
Pero en este año, solo nos quedó una suave levantá que ni siquiera la ciudad pudo notarla.
La opinión de Lola Fernández