Semana Santa, de la masificación a la degradación
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la evolución de la principal fiesta de la ciudad desde los años 80 de la pasada centuria hasta hoy
Semana Santa, de la masificación a la degradación
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Sevilla
La Semana Santa actual es hija del boom de los años 80 que se consolidó en la década de los 90 por efecto de una sequía que permitió salir a todas las cofradías durante tres años seguidos. Los problemas de inseguridad de aquellos años se centraban en la calle Arfe y la Plaza de la Gavidia en la Madrugada. Todavía quedaban lejos las cinco Madrugadas rotas. Hoy los problemas se han multiplicado. Se nos han visto algunas costuras en esta Semana Santa recién terminada, pese a la lluvia que ha lastrado toda la semana.
La Semana Santa sufre los efectos de la mala educación, la espectacularización agitada por las redes sociales y el exceso del turismo. Demasiada gente en las calles sin criterio a la hora de compartir el espacio público, demasiada crispación para responder a meras peticiones de paso, demasiada falta de cultura de saber esperar o buscar una cofradía. La fiesta se colapsa y se degrada sin que parezca posible enmendar sus males por las autoridades públicas. Quizás la lluvia nos ha evitado muchos males. Y nos habrá privado de muchas bondades.
Ha habido gente para parar un tren y para aguardar a veinte cofradías. Gente para una salida, una entrada, una larga espera bajo el paraguas sin esperanza de ver nada, un traslado… Ni la lluvia ni las televisiones han restado público. No sabemos o preferimos no saber hacia dónde va esta Semana Santa en la que el problema no es la cantidad de nazarenos. Está claro que sus problemas no son solo los de la masificación, acaso los de una degradación causada por varios factores y potenciada tras la pandemia. Los primeros en asumirlo deben ser los cofrades, llamados a dar ejemplo. La Semana Santa es una rosa delicada. Requiere cuidados, tacto, finura y amor. Sufre demasiados excesos por parte de todos.