Dimisión ciudadana

Estimados señor Sánchez, señor Feijoo, señora Díaz y señor Abascal:

Me dirijo a ustedes como representantes legítimos de la mayoría de la ciudadanía y, por tanto, mis representantes (aunque obviamente no voté a los cuatro) para presentarles mi dimisión como ciudadano de este país.

Quiero, sinceramente, agradecerles su vocación de mandarnos y de ordenar la vida ciudadana. Creo que, al margen de sus particulares y legítimas motivaciones, tienen un interés genuino en nuestro bienestar.

Sin embargo, dimito como ciudadano, porque son ustedes, esos estrategas electorales que tienen, esos asesores de comunicación que marcan los mensajes, así como los medios a los que ustedes miman, los que agravan nuestros problemas, pues al no tratarlos, al no enfocarlos con rigor y racionalidad, se pudren y se amplifican.

Dimito como ciudadano porque ustedes no hablan con seriedad de los más 2,5 millones de parados que hay en España, no tratan de esos 4 millones de españoles con rentas menores que el salario mínimo interprofesional, no le dedican ni un minuto a la calidad de nuestro sistema educativo, al obsoleto sistema sanitario, al estado de nuestras infraestructuras hídricas o viarias o al medio ambiente.

Dimito como ciudadano, porque son ustedes incapaces de percibir que son los insolidarios y egoístas partidos vascos y catalanes los que nos gobiernan desde hace años y los que envenenan nuestra convivencia.

Dimito como ciudadano porque me tratan como un estúpido iletrado al que hay que fabricarle la realidad y decirle lo que es correcto pensar.

Dimito como ciudadano porque son ustedes unos maleducados.

Dimito como ciudadano porque creo que, después de más de cuarenta años de trabajo y con los impuestos que pago, merezco unos representantes políticos centrados en los problemas reales y cotidianos de todos, capaces de llegar a acuerdos, respetuosos con la verdad y con la ciudadanía, y mínimamente educados.

Por todo eso dimito como ciudadano.

Atentamente,

Gabriel María Pérez Alcalá.