Acabar con una droga que esclaviza
La periodista Ana Huguet reflexiona sobre el tabaco en su columna de La Ventana Andalucía
La Columna de Ana Huguet (22/04/24)
Sigue el canal de la SER en WhatsApp
Encontrarás toda la información, el deporte y el entretenimiento: la actualidad del día y las noticias de última hora, los mejores vídeos y momentos de la radio, entrevistas, reportajes y mucho más.
Sevilla
Soy adicta al tabaco. Unas 1.000 veces lo he dejado y todas ellas he fracasado. Mis últimos 15 años se pueden contar en idas y venidas a este vicio. He tenido múltiples recaídas, la más sonada, la que dio al traste con cinco años en los no probé ni un solo pitillo. He sido fumadora de diario, de fin de semana, de vacaciones, de semanas sueltas, de periodos complicados. En Navidades fue mi última recaída y desde Semana Santa he pasado al vapeador, sin saber muy bien si lo que me estoy metiendo en el cuerpo es igual de nocivo o peor. Les cuento todo esto para que entiendan que es una adicta la que celebra la decisión de Reino Unido de prohibir la venta de tabaco a los nacidos después de 2008. Aunque existirá un mercado negro, esta ley apartará de esta droga a millones de adolescentes, niños, y futuros británicos que nunca probarán el primer cigarro, que nunca llegarán a sufrir esta adicción ni sus consecuencias.
Bután, uno de los países menos poblados del planeta, prohibió la venta de tabaco en 2010. A finales de 2022, fue Nueva Zelanda la que vetó la comercialización para los nacidos a partir de 2009 y ahora da el paso el parlamento británico.
El Gobierno español no descarta adoptar una medida similar. Desde luego la aplaudiría la Asociación Española de Cardiólogos, que pide desde hace casi dos décadas la prohibición total del consumo de cigarros en espacios públicos, y la rechazaría la industria tabaquera, que en cualquier caso tendría más de medio siglo para adaptarse a la nueva legislación.
El tabaco mata a más personas que el alcohol, las drogas ilegales y los accidentes de tráfico juntos. Las campañas de prevención no han acabado con este dañino vicio; alertar de sus riesgos, tampoco; disparar los precios, menos. Hay que librar a las generaciones venideras de una droga tan difícil de dejar como la heroína, de una droga que esclaviza.