Lola Fernández dedica su columna a Joan Manuel Serrat

Morón de la Frontera

No soy yo de dar consejos porque soy la primera en equivocarme, pero a veces y entiendo que por la edad me salen algunos.

Hoy es el caso y es un todo en uno.

Les diría que escucharan a su corazón y que hiciesen cada una de las pequeñas cosas que nos hacen un ser vivo, las que dejamos en un rincón, en un papel o en un cajón.

Sentirnos grandes y pequeños al mismo tiempo. Aventureros audaces que, en barquito de papel, sin nombre, sin patrón y sin bandera, navega sin timón donde la corriente quiera.

Que no se castigara con los errores del pasado. Y con una sonrisa a tiempo fugándose feliz de país en país, hiciera planes irrealizables, caminando despacio hacia ninguna parte, haciendo más corto el camino aquel.

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Porque al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.

Y es que de vez en cuando la vida toma con nosotros café, nos regala un sueño tan escurridizo que, hay que andarlo de puntillas por no romper el hechizo.

Que ataran ese precioso equilibrio entre la firmeza y la fragilidad, sintiéndonos como un cometa de caña y de papel, volando tras una nube pa' serle fiel a los montes, los ríos, el sol y el mar.

A ellos que nos enseñaron el verbo amar.

Y así, amar sin matices, sintiéndonos a flor de piel.

Porque por fría que fuese mi noche triste, no eche al fuego ni uno solo de los besos que me diste.

Que su felicidad sea contagiosa y que ría a carcajadas limpias, lanzándose de vez en cuando a los placeres minúsculos de la vida.

En la nostalgia del tiempo, de lejos me llega una canción, viejas notas, viejos acordes, viejas palabras de amor, sencillas y tiernas, historias de amor, sueños de poetas.

Tenemos más de cien palabras, más de cien motivos, más de cien pupilas donde vernos vivos.

Y así podría estar mucho tiempo dando consejos con las palabras del poeta de lo cotidiano Joan Manuel Serrat, al que le han otorgado por fin, el reconocimiento a su labor como cantautor con el Princesa de Asturias de las Artes 2024, en Serrat, se aúna el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas. Defensor del diálogo frente a la crispación, su obra tiende puentes entre países y generaciones.

Se siente una persona querida y respetada, que canta por el gusto de cantar en la intimidad de lo costumbrista, versionando a los mejores poetas con su magistral toque de melancolía.

Y hoy mi comentario es un pequeño homenaje al hombre que pone la banda sonora a mi hogar.

Y este puede ser el mejor consejo que se puede oír: Hoy puede ser un gran día imposible de recuperar/ Un ejemplar único, no lo dejes escapar /Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien

¡Hoy puede ser un gran día y mañana también!