Salvemos La Vega: "Nos preocupa la falta de compromiso de las administraciones con la protección de la Vega de Granada"
La plataforma reconoce muchas dudas alrededor de los proyectos de plantas fotovoltaicas proyectados, y la forma en que los ayuntamientos de los municipios amplían las zonas urbanas en detrimento de los espacios protegidos
Hora 25 Granada - A Fondo (29/04/2024)
Granada
La Vega de Granada, o simplemente La Vega. Es un nombre propio, con mayúsculas, patrimonio de Granada, de su memoria, de sus ancestros, con identidad, como un conjunto de características transversales inequívocamente singulares amasadas durante siglos que confluyen en una palabra de cuatro letras.
En los últimos años, ante las decenas de explotaciones de diferente naturaleza que motean el mapa verde de La Vega, y ante el temor de que un día estas motas aparentemente inofensivas se conecten entre sí y arrasen con todo, y ante la pasividad de las administraciones que, oh sorpresa, dirigen sus intereses hacia otros espacios de la realidad, una plataforma quijotesca formada por una decena de asociaciones ha emergido como centinela de la causa, de la protección espontánea y sincera de un patrimonio colectivo indefenso ante el avance de una destrucción silenciosa disfrazada de modernidad.
Durante la entrevista, Manuela Martínez y Antolino Gallego, de la plataforma Salvemos La Vega-VegaEduca, explican cómo se organizan, cómo vigilan, cómo divulgan; hablan de sus actuaciones, de, por ejemplo, la última marcha en bicicleta con cientos de niños -a Manuela entonces le brillan los ojos-; de cómo el proyecto Madera para el Futuro, que sustenta la Universidad, está creciendo en busca de conceder un valor añadido a las alamedas y que la madera de chopo multiplique su precio en el mercado por diez después de tratarla y mezclarla con resinas para convertirla en vigas de construcción sostenible.
Es la agricultura, nuestro sustento, los surcos en el rostro de nuestros ancestros; es la memoria; son las alamedas, el agua de las entrañas de Sierra Nevada, la purificación del espíritu en una balconada verde e infinita que persigue al Genil hacia poniente. Es Federico. Al otro lado, el ladrillo, la especulación, el dinero facilón. Manuela y Antolino hablan de los huertos fotovoltaicos gigantes que se proyectan, de su dudosa integridad. "Nos preocupa la falta de compromiso político de las administraciones con la protección de La Vega", resumen.
Ellos siguen ahí, seguirán. Ya ha germinado la semilla de que La Vega es sagrada, que no se toca. Es patrimonio. Como La Alhambra, como Federico, pero con milenios de historia.