¿Estrechos de miras?

El sábado pasado, tras intercambiar unos “WhatsApp” con grupo de amigos, salí de casa a las 13:30, no sin antes cruzar los dedos, con la esperanza de encontrar algún lugar en el que poder tapear 5 adultos que no tenían reserva. El detonante de mi angustia fueron los mensajes de uno de mis amigos que vive en la Corredera, y que nos comentaba que nunca había visto tanto turista por su barrio. Nos dijo que los bares a los que suele ir, y que están cerca de su casa, estaban llenos y, según su vaticinio, sería imposible atinar con un espacio capaz de acogernos a los 5. Poco después de esos mensajes, leí en la prensa local que los patios están siendo un éxito de visitas, y encuentro opiniones que apuntan a una turistificación de la ciudad.

A los pocos minutos de salir de casa, ese sentimiento de angustia que me empujaba a pensar que no seríamos capaces de tapear, empieza a relajarse tras preguntar en dos bares de Santa Rosa por los que pasaba, si tendrían mesa para 5. Ambos me dijeron que sí. Acto seguido, llamé por teléfono a uno de mis amigos, que vive en Ciudad Jardín, y le pedí que hiciera lo mismo. Al encontrarnos me dijo que, en los 2 sitios en los que preguntó, había disponibilidad. La suerte quiso que hubiese una mesa libre en el bar del Bulevar Hernán Ruiz en el que habíamos quedado, de modo que disfrutamos de una velada tranquila, que bien podría haber sido en Santa Rosa o en Ciudad Jardín, aunque sospecho que hubiera pasado igual en la Fuensanta, en Turruñuelos , en Fátima o en el Zoco, por citar algunos barrios, y sin contar con los pueblos que engalanan nuestra provincia. Y todo esto en pleno apogeo de los patios, del mayo cordobés, de la turistificación y demás arengas que terminan reduciendo el plano de nuestra ciudad a un centralismo informativo que contagia a propios y a visitantes.

Nadie pone en duda la singularidad de nuestra Judería, la coquetería de los patios, o la solemnidad de la Mezquita, pero la estampa de la ciudad que hay al otro lado del río, o la fotografía que se disfruta desde el mirador del parque de la Asomadilla, no desmerecen la belleza de Córdoba. Para comprobarlo basta con ampliar el ángulo de visión, y tener un poco de luz.

José Carlos Ruiz

@srjosekarlos

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