Denuncia que no le dejan viajar en tren de Málaga a Madrid con su bicicleta plegada: "El trato fue humillante y denigrante"
Intentaba realizar el trayecto entre Málaga y Madrid. Los empleados le tacharon de 'pasajero conflictivo' y se quedó en tierra tras la intervención de la policía. La compañía Iryo dice que el cliente no esperó a que se buscara una ubicación segura para su bicicleta y que "forzó" el embarque
"Fue un trato humillante y denigrante" Julián Serrano
Málaga
Julián Serrano es comercial en Madrid y natural de Málaga. El pasado dos de mayo viajó a la Costa del Sol para pasar el puente en familia. Vino con su bicicleta guardaba en una funda que cumplía tanto con la normativa de la empresa de trenes con la que viajaba, Iryo, como con la del Ministerio de Transportes. El lunes 6 de mayo tenían, tanto él como su pareja, el billete de vuelta a la capital de España. Lo que no esperaba Julián es que esa bicicleta enfundada, la cual metió en el tren sin ningún problema cuando salió de Atocha hacia Málaga días antes, iba a provocar un conflicto sin procedentes que el afectado ha denunciado recibiendo miles de apoyos en las redes sociales.
"Soy el pasajero que iba en el @iryo_eu Málaga-Madrid, 18:45h. Tras de pasar mi código QR, he preguntado proactivamente dónde podía dejar mi bicicleta. Inmediatamente, todo el personal de la zona de embarque me ha negado rotundamente la entrada al tren, sin darme alternativa", publicaba el viajero afectado en su cuenta de 'X' a las 20.26 del pasado lunes.
Hora 14 Málaga (07/05/2024)
A partir de ahí, otros tres tuits más en los que narraba los desagradables momentos que tuvo que experimentar desde el momento que se le ocurrió mencionar a su bicicleta hasta que vio como el tren se marchaba delante de sus narices. Tal como relata en una entrevista concedida a SER Málaga: "El problema viene cuando, en el viaje de vuelta a Málaga-Madrid, me pasan el código QR, me lo validan, me desean buen viaje y yo productivamente les pregunto que dónde puedo meter la bicicleta que llevaba conmigo. De repente, las dos o tres miembros del personal que estaban trabajando automáticamente me dicen que no; que no puedo entrar al tren con la bicicleta. Yo creo que ni siquiera se habían cerciorado de que estaba llevando una bicicleta conmigo. Ante esa negativa, la que en ningún momento me dijeron que esperase a ver si encontraban algún hueco en el tren, pues yo respondo que estoy cumpliendo con la normativa vigente tanto de la compañía como del Ministerio de Transporte y que estoy en todo mi derecho tras haber pagado mi billete de viajar con la bicicleta en el tren".
"Voy andando hacia el coche donde tenía el asiento y estas tres personas empiezan a hablar en tono muy alto que no puedo pasar, que no puedo pasar y que me den la vuelta. Cuando llego al coche siete, donde estaba mi asiento, sucede una situación un tanto cómica y ridícula porque uno de los azafatos intenta -o hace el amago- de impedirme el paso. Cuando consigo entrar al vagón con mi bicicleta a cuestas, al cabo de unos minutos, vienen las compañeras que me habían denegado el acceso, empiezan a gritarme diciendo que ya no iba a viajar en el tren por llevar bicicleta, sino que el motivo ahora era que no iba a viajar por ser un 'pasajero conflictivo'. Repitieron ese mensaje en varias ocasiones y con un tono muy elevado. Tanto fue así que los pasajeros que estaban en el tren se quejaron de esa mala forma y le pidieron que por favor bajaran el volumen. Además de eso en todo momento los pasajeros del tren que fueron testigos de la escena estuvieron en todo momento a mi lado, intentaron interceder por mi. Algunos de ellos incluso sacaron el móvil y comprobaron que la bolsa donde llevaba la bicicleta cumplía con la normativa vigente de Iryo. Intentaron convencerla de que me dejaran viajar.", describe el afectado.
"Yo ante tal abuso de poder y formas tan humillantes y denigrantes mi postura con un tono calmado, en todo momento, fue intentar mostrarle la página web de la empresa de transporte donde especificaba las dimensiones máximas de la bicicleta, y de la página del Ministerio de Transportes. Ellas, en todo momento, se negaron a mirar siquiera la pantalla del móvil y no atendían a razones", relata Julián.
Amenazas y el apoyo de otros pasajeros
"Tras varios minutos de conflicto, donde los pasajeros de ese coche, seguían apoyándome y pidiendo que por favor me dejase viajar, se presentó el maquinista del tren, el cual había recibido el mensaje de que había un pasajero conflictivo y en cuanto conversó conmigo durante unos segundos, se dio cuenta de que no era así y al final acabó admitiendo que simplemente estaba cumpliendo órdenes, que cuando había un pasajero conflictivo yo debía abandonar el tren y que lo hiciera cuanto antes porque mientras más tiempo permaneciera en el tren más alta sería la multa", cuenta con detalle el afectado. La entrevista, al completo, ya se puede escuchar en la parte superior de esta información.
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Ante la negativa de Julián a bajarse, los trabajadores llamaron a la Policía Nacional. Asegura el pasajero que los agentes "tuvieron un buen comportamiento" en todo momento. Al final, el derecho de admisión de la empresa privada lo dejó en tierra. El martes tuvo que teletrabajado desde Málaga. "Por suerte no tenía reunión, eso sí habría sido un problema importante", añadía el perjudicado.
Antes de irse de la estación malagueña, los empleados de Iryo le dijeron que "le iban a denunciar por causar retraso en el tren". Por su parte, Julián puso su correspondiente reclamación y tiene previsto acudir a la Oficina de Atención Municipal al Consumidor para elevar su queja. Hasta ahora, nadie de la empresa de transporte de viajeros se ha puesto en contacto con él. "Quiero que no me denuncien y una compensación por todo lo sucedido", señala Julián.
La versión de Iryo
La empresa de transportes ha dado también su versión sobre lo ocurrido: "Tras escanear el billete, se le pidió que esperara unos minutos para encontrar un sitio adecuado para la misma. Iryo cumple con el reglamento europeo sobre derechos y obligaciones de los viajeros de ferrocarril 2021/782. Según ese reglamento, las empresas de transportes pueden restringir el acceso de bicicletas por razones de capacidad y esa es la verificación que se iba a hacer, buscando una ubicación segura. El cliente no esperó y forzó el embarque.", tal como reza además en el mensaje de respuesta a su queja e indignación que Julián expuso en redes sociales.
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Jesús Sánchez Orellana
Director de contenidos de SER Málaga. Cubre además...