Hubo un tiempo...
Firma de Opinión de Gabriel Pérez Alcalá, economista y exrector de la Universidad Loyola Andalucía
Firma de Opinión del economista y exrector de la Universidad de Loyola Andalucía. Gabriel Pérez Alcalá
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Hubo un tiempo, y no hace tanto, que, en Semana Santa, no había gente más allá de la carrera oficial, San Zoilo, el Bailío, el patio de la Mezquita-Catedral y las plazas de las iglesias de donde salen los pasos. Recuerdo salidas de Martes o Miércoles Santo con no más de cien personas en la calle.
Era una Semana Santa austera, seria, honda, de profundo calado cultural y religioso, popular. Diferente de la de Sevilla. Nuestra.
Hubo un tiempo, y no hace tanto, que, a principios de mayo, los cordobeses llenábamos las plazas para celebrar las Cruces e íbamos de una a otra sin agobios. Recuerdo cruces en las que, no sólo te tomabas un medio y te encontrabas con los amigos, sino que podías arrancarte a bailar unas sevillanas.
Era la fiesta alegre de plena primavera, de música, de encuentro, de inicio del Mayo cordobés. Diferente de la fiesta de la Cruz de Granada. Nuestra.
Hubo un tiempo, y no hace tanto, que, terminadas las cruces, nos tirábamos a la calle para patear el Casco Antiguo a visitar los patios. Recuerdo largos paseos para ver los de Santa Marina o San Basilio, admirar el cuidado de las flores y la buena acogida de sus dueños.
Era la fiesta de la hospitalidad, de sentir el orgullo de la belleza de la ciudad que hemos heredado. Era una fiesta única, diferente a todas. Nuestra.
Hubo un tiempo, y no hace tanto, en que tuvimos una Semana Santa nuestra, unas Cruces nuestras, unos Patios nuestros. Unas celebraciones que hacían a nuestra ciudad, nuestra.
Pero quisimos vivir del turismo con mayúsculas y “pusimos en valor” nuestras fiestas para atraer visitantes. “Pusimos en valor” todo lo que fuera una celebración de la ciudad.
Tanto lo “pusimos en valor” que, en menos de quince años, hemos duplicado los visitantes y este año superarán el millón. Por una vez, Córdoba ha tenido éxito.
Éxito. Palabra de difícil significado.
Porque no sé si es un éxito meter más de doscientas mil personas en los menos de tres kilómetros cuadrados que tiene el Casco Antiguo.
Porque no sé si es un éxito haber vendido nuestra Semana Santa, nuestras Cruces, nuestros Patios, y perder el sentido de lo que celebrábamos.
Porque no sé si es un éxito cambiar lo que nos hacía diferentes, únicos, por dinero.
En definitiva, porque no sé si es un éxito convertir nuestra herencia en un parque temático.
Dicen los clásicos griegos que has de tener cuidado con lo que deseas porque los dioses pueden concedértelo.
A nosotros nos han dado un millón de turistas quizás a cambio de nuestra alma.