Al-Ándalus y la batalla ideológica

Córdoba

Al-Ándalus dejó un legado único a nuestra tierra, además de su nombre. Tanto material como inmaterial. La Mezquita-Catedral de Córdoba junto al barrio que la rodea es patrimonio de la Humanidad. También la Alhambra, el Generalife y el Albaicín de Granada. Y Medina Azahara, ciudad palatina levantada en pleno esplendor omeya.

El músico Ziryab estableció en Córdoba los primeros conservatorios de música del mundo, asentó el menú de tres platos separados o el cambio de vestimenta según la estación del año. Las obras de Aristóteles fueron desconocidas en Europa hasta su traducción al árabe, con Averroes como uno de los grandes transmisores de su obra. Matemáticas, astronomía, música, poesía...

Querer conocer y proyectar el patrimonio de Al-Ándalus en nuestra tierra no es de izquierdas, ni preservar toda la riqueza y patrimonio que ha dejado la sociedad cristiana de derechas. Y lo preocupante es que el impulso y la investigación de esa riqueza dependa del ciclo político en el que nos encontremos.

En una ciudad como Córdoba sufrimos batallas ideológicas culturales que no tienen sentido. No desde una perspectiva rica y compleja. Desde la trillada palabra 'convivencia' que pregonamos como esencia de nuestra identidad histórica. Sin intentar que una parte limite o ensombrezca a la otra.

Hoy reivindico Al-Ándalus porque siento injustas cortapisas sobre su legado. A que lo conozcamos como se merece. Afortunadamente, quienes vienen a visitarnos están libres de estas tristes limitaciones.

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