Diego Bastos corta la única oreja de la tarde en la novillada del Corpus en Sevilla
Se llevó el único novillo potable -el cuarto- en un deslucido encierro de Talavante, ante el que Manuel Román y Javier Zulueta se fueron de vacío
Sevilla
Escasa historia tuvo la novillada de abono que, con motivo de la festividad del Corpus Christi, se ha celebrado este jueves en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Sólo la historia que propició el cuarto novillo de la tarde, el único del encierro de Talavante que dio serias opciones de triunfo y las aprovechó mientras que el animal aguantó el sevillano de Constantina Diego Bastos, quien paseó la única oreja de la tarde. El resto, una muestrario de mansos ante el que nada pudieron hacer el cordobés Manuel Román y el el también sevillano pero de la capital Javier Zulueta.
Ficha del festejo
Real Maestranza de Caballería de Sevilla: Jueves 30 de mayo de 2024, festividad del Corpus Christi. Décimo noveno festejo del abono de temporada. Cuarta novillada con picadores del serial.
Ganadería: Se lidiaron novillos de Talavante, correctos de presentación, se protestó el jabonero sucio lidiado en segundo lugar por falta de trapío, mansos y de escaso juego en líneas generales. Se salvó de la quema el cuarto, que le cogió gusto a embestir y duró algo más antes de rajarse.
Novilleros: Diego Bastos, de azul y azabache, ovación con saludos y una oreja.
Manuel Román, de malva y plata, ovación con saludos y silencio.
Javier Zulueta, de Purísima y oro, ovación con saludos tras aviso y silencio.
Incidencias: La plaza registró más de media entrada en tarde muy calurosa y con rachas de viento que por momentos molestaron a los espadas.
La crónica
Apostó fuerte de entrada Diego Bastos, yéndose a portagayola a recibir al novillo que abrió plaza. Buenos lances tras la larga de rodillas como buenas fueron las tafalleras de Román en el quite. Brindó Bastos al respetable y hubo continuidad en las primeras series diestras provocándole mucho la embestida a su oponente. Más paradito y corto por el izquierdo y siempre a menos, le apremiaron para que rematara de pinchazo y estocada atravesada.
Fue otro cantar el cuarto, desde las verónicas de recibo rematadas con chicuelina y tijerillas. El mano cumplió al menos en el caballo y tras el brindis parental, Bastos se puso pronto y en la mano a torear de largo sobre la mano diestra. Arrancó la música de inmediato y el trasteo mantuvo el tono en las series siguientes y unba más de mano zurda antes de que el animal amagara con rajarse. No se alargó mucho más Diego Bastos, quien tras despacharlo de estocada desprendida paseó por el anillo la única oreja de la tarde.
Manuel Román pechó en su primero con las protestas del público por lo que entendía escaso trapío del ejemplar jabonero sucio y con la nula entrega del animal ya desde el capote. Muy soso, el novillo ya estuvo parado en el quite de Zulueta por chicuelinas y, en la muleta, sólo dio para algún pase suelto al natural y una tanda diestra provocándole mucho. Llegó a echarse el novillo antes de que el cordobés le recetara pinchazo y estocada.
Con el quinto, más de lo mismo, aunque ahora se salió a los medios de capa en el recibo. Muy sosito el de Talavante durante toda la lidia y mortecino en el último tercio, hasta el punto de que el público celebrar que Román se fue pronto a por la espada para matar ahora de pinchazo y media.
Tampoco tuvo suerte en su segunda comparecencia en el abono el sevillano Javier Zulueta. Su primero buscó la querencia desde el principio y manseó en los caballos de picar. Sólo reseñable el quite por chicuelinas de Diego Bastos, rematando con el capote a una mano. Brindó Zulueta a Ramón Valencia junior, su apoderado junto a Ramón Valencia senior, pero se encontró con un novillo muy rajado al que pudo enjaretarle algún muletazo suelto. Insistió en vano, tanto que escuchó el aviso antes de los dos pinchazos y estocada definitivos.
El que cerró plaza echó las manos por delante de salida y enseguida mostró nulas ganas de embestir. A la muleta llegó con medias arrancadas, apremiando el público a Zulueta en cuanto advirtió que se alargaba más de la cuenta. Por fortuna, el novillo se echó tras el primer pinchazo.