El mercado de mujeres
Firma de Opinión de la socióloga Isabel García
El mercado de mujeres. Isabel García
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Hace unos días pudimos ver en el Congreso la indiferencia que producen las mujeres prostituidas a la mayor parte de sus señorías, hombres y mujeres. La cuestión es que hay un debate de fondo sobre la institución de la prostitución, que no es otra cosa que el acceso de los hombres al cuerpo de las mujeres por precio. Es decir, existe un mercado en el que las mujeres somos la mercancía. Sin embargo, hay otra perspectiva que entiende que la prostitución es un trabajo como cualquier otro y, por esta razón, debería ser regulada.
Vamos a imaginar un mundo en el que la prostitución es un trabajo como otro cualquiera sometido a regulación.
Empecemos por la escuela primaria. Deberíamos explicar al alumnado cómo es el trabajo, qué prácticas se emplean, qué instrumentos se utilizan y tendrían que ir de visita a un burdel, igual que visitan a los bomberos o el Ayuntamiento. También habría que armar un grado en prostitución en el cual chicos y chicas pudieran aprender a ejercer el oficio practicando, como se hace en los demás. El SAE tendría que publicar ofertas para servicios de prostitución y éstas podrían pedir, por ejemplo: experiencia en análisis de datos y en determinadas prácticas sexuales.
Como se trata de un oficio normal, como la medicina o el periodismo, no habría inconveniente en que hombres y mujeres practicaran un servicio a sus padres, hermanas, primos. Y, además, aspiraríamos a la paridad.
Si quieren conocer el alcance de la regulación de la prostitución lean sobre lo que ha ocurrido en los países europeos donde se ha producido. Las mujeres se ofrecen en los menús. Hay barras libres que incluyen salchichas, cerveza y mujeres ilimitadas por unos euros.
Y aquí estamos, mercadeando.